por el R.P. Fr. Alberto García Vieyra, O.P.
Tomado de La Quimera del Progresismo,
Colección Clásicos Contrarrevolucionarios,
Buenos Aires, 1981
TEOLOGÍA LATINOAMERICANA
El punto de partida de la Teología Latinoamericana es el antropocentrismo profesado por la nueva iglesia. Antropocentrismo no significa ocuparse de los problemas del hombre teológicamente. Ya hemos expuesto cómo la concepción de la naturaleza humana está viciada de un falso sobrenaturalismo de origen protestante, que hemos asimilado a la doctrina condenada ya de Miguel Bayo; según Rahner, Metz y otros, la Redención está cumplida y acabada en cada uno de los hombres; Cristo no asume una naturaleza humana sino la naturaleza humana. Estas son las bases que fundamentan la teología latinoamericana. "El Dios de la revelación cristiana, dice Gutiérrez Merino, es un Dios hecho hombre, de ahí la célebre expresión de Karl Barth sobre el antropocentrismo cristiano: «el hombre es la medida de todas las cosas, desde que Dios se hizo hombre»".(7)
Esto significa, y Gutiérrez Merino lo pasa por alto, que en la encarnación se considera asumida toda la naturaleza humana; o bien la naturaleza humana en sí misma y la elevada por la gracia se consideran unívocamente, sin ninguna distinción. Agreguemos que no es ningún "redescubrimiento de la unidad indisoluble del hombre y Dios" (TL, 29), sino el fruto de tres errores convergentes, comunes a los teólogos de la nueva iglesia (Congar, Schillebeeckx, Rahner, Metz, etc.). Tales errores son los ya señalados: un falso sobrenaturalismo; negación de la naturaleza pura o como es en sí misma. Los fines de la naturaleza humana, en su quehacer en el mundo, se consideran los propios del cristiano.
De aquí se desprende que el hombre no tiene más fines en su acción externa que los fines del mundo: el desarrollo de la técnica, las condiciones de vida, la convivencia, la paz, los derechos humanos, etcétera.
De aquí se desprende que el hombre no tiene más fines en su acción externa que los fines del mundo: el desarrollo de la técnica, las condiciones de vida, la convivencia, la paz, los derechos humanos, etcétera.
Entre estos fines del mundo tenemos la lucha sorda, pero real, entre los fines del mundo capitalista, de un capitalismo individualista, y los fines del mundo marxista, de un capitalismo estatal, en que todo es el estado.
Los teólogos latinoamericanos han optado por el marxismo. Ya el capitalismo masónico y laicista de la UNESCO y de las Naciones Unidas renunció a las soluciones inspiradas en la fe cristiana, o sea, en la doctrina católica. La masonería desde 1884 intenta la apostasía de nuestra Patria. Hoy el marxismo le disputa el terreno y su instrumento de penetración en Latinoamérica es la mal llamada teología latinoamericana.
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1 comentarios:
Muy bueno. El P. Garcia Vieyra murió con fama de santidad.Fue un gran sabio y combatiente por la Verdad.
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