Discursos del Dr. Antonio de Oliveira Salazar
CAPITULO IX
Principios económicos de la nueva Constitución
Principios económicos de la nueva Constitución
Este discurso, pronunciado en el domicilio de la Unión Nacional el dia 16 de Marzo de 1933, puede considerarse como un complemento del de 30 de Junio de 1932. El discurso estaba destinado a la ciudad de Oporto, a donde fue transmitido por la radio. En él se encuentran muchas de las pricipales lineas directivas del pensamiento de Oliveira Salazar.
La crisis del pensamiento económico
s hoy el día siguiente al de la catástrofe del dólar, estamos a poco más de un año de la caída de la libra, y probablemente en víspera del desmoronamiento de casi todo lo que aún aparenta estar en pie. Fenómenos de tal gravedad como éstos serían bastantes para llenar un siglo, si diversos acontecimientos extraordinarios sucediéndose en plazos cortísimos, no hubiesen embotado nuestra sensibilidad.
Vemos cómo se quiebran, unas tras otras, las orgullosas construcciones económicas de nuestro tiempo: la política de los cartels poderosos, la política de los trusts formidables, la política de los salarios altos, la política de la sobreproducción, la política del crédito superabundante, la política de las valoraciones artificiales, la política de los grandes gastos públicos, la política de los consumos excesivos, la política de los nacionalismos exclusivistas, la política del Estado policía que no hace nada, y la política del Estado productor que pretende hacerlo todo.
En todos los climas y en todos los continentes, las medidas más opuestas, las orientaciones más encontradas, producen sólo ruinas; en las finanzas públicas, en el crédito, en los capitales, en la propiedad, en los salarios, en el mundo del trabajo se amontonan los escombros en una devastación sin igual. Parece que nunca hubo tanta desgracia ni tanta miseria, y ni siquiera han podido huir de ellas los que creían poder desafiar al mundo con la extensión de sus territorios y las montañas de oro de sus riquezas. El momento económico y social no puede estar más perturbado, ni puede ser más oscuro.
¿Y precisamente cuando aún no se adivina la luz que ha de alumbrar los tiempos nuevos, es cuando los hombres del gobierno van a lanzar en el proyecto de Constitución las grandes líneas de la construcción futura? Muchos lo juzgarán osado; no pocos lo creerán, al menos, prematuro. Pues bien, yo que en los momentos de alucinación colectiva temo más a los remedios que a los males, creo que es éste el momento oportuno de trazar en esta pequeña casa portuguesa, cuyos intereses a nadie importarán en el mundo más que a nosotros, las grandes líneas directivas de su gobierno, los principios fundamentales de su estructura económica, el espíritu, por así decir, de su actividad y de su trabajo. La fase aguda de la presente crisis está a punto ciertamente de pasar, como antes de ésta pasaron otras que parecía que el mundo no era capaz de resistir. Pero una cosa son los síntomas que pueden desaparecer, y otra la dolencia profunda que mina la vida económica y social, que multiplica las crisis y las hace cada vez más violentas y más devastadoras, que engendra este malestar permanente, que amenaza en ciertos momentos todo lo que la Humanidad ha acumulado en siglos de trabajo como beneficios de la civilización.
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Para leer el discurso completo haga click sobre la imagen del estadista.
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