por el R.P. Julio Meinvielle
APÉNDICE I
CIVILIZACION CRISTIANA VERSUS COMUNISMO
CIVILIZACION CRISTIANA VERSUS COMUNISMO
Me cabe la satisfacción y el honor de desarrollar en esta nobilísima ciudad de Méjico el tema principal de este “Sexto Congreso de la Liga Mundial Anticomunista”.
Nuestra generación, desde sus albores, viene luchando sin tregua contra el comunismo ateo, que si logró implantarse establemente en Rusia en 1917, intentó poner el pie, aun antes, en estepueblo de Méjico. Todavía recuerdo cómo nosotros los argentinos, hace cincuenta años, seguíamos con ansiedad y emoción, las gestas heroicas del pueblo mejicano, que se levantó en armas por los derechos imprescriptibles de Cristo Rey y de la patria. Gracias al arrojo y al valor de los jóvenes mejicanos, América Latina debía verse libre del comunismo. Y éste había de cambiar de táctica para penetrar en nuestros pueblos, no enfrentando la creencia religiosa, sino sirviéndose de ella para la penetración. Así han entrado en Cuba y en Chile.
Aunque América Latina, de modo global, se haya defendido del comunismo desde entonces, no ha alcanzado todavía un régimen de civilización que le dé estabilidad y que la defienda eficazmente de caer en el comunismo. Por ello, tan oportuno resulta el tratamiento de este tema, “Civilización, sí; comunismo, no”, ya que en esta crisis de la civilización – que no otra cosa significa el comunismo – sólo la historia nos ha de revelar cuáles son los valores imprescindibles que ha de aportar a los pueblos una auténtica civilización. Y con ello entro directamente en el tema.
Una civilización, proyección del hombre
Una civilización no es otra cosa que el hombre proyectado en lo social. Esto por lo que se refiere tanto a la naturaleza de una civilización como a su desarrollo histórico. Una civilización, en efecto, no puede sino proyectar las acciones de sus unidades componentes, y éstas, en último término, son los hombres; los hombres con sus pensamientos, sus quereres y sus pasiones; los hombres con sus alegrías y congojas; los hombres con las obras de sus manos en las artes y en laarquitectura; los hombres en la literatura, la filosofía y la religión. Por esto, para medir el valor ymérito de una civilización hay que hacerlo no sólo por las acciones de sus grandes hombres sinotambién de sus hombres comunes y aun por las de sus hombres inferiores. De un modo o de otro, la civilización es resultado de lo que proyectan y realizan sus hombres, y la riqueza y miseria quecontiene no pueden ser mayor ni menor que la que contienen sus hombres. Aquí vale el criterio que nos da el Señor de los Evangelios, Mt. 7, 17: “Todo árbol bueno da buenos frutos, y todo árbol malo, da frutos malos”.
*****************
Para leer el apéndice completo haga click sobre la imagen del autor.
Nuestra generación, desde sus albores, viene luchando sin tregua contra el comunismo ateo, que si logró implantarse establemente en Rusia en 1917, intentó poner el pie, aun antes, en estepueblo de Méjico. Todavía recuerdo cómo nosotros los argentinos, hace cincuenta años, seguíamos con ansiedad y emoción, las gestas heroicas del pueblo mejicano, que se levantó en armas por los derechos imprescriptibles de Cristo Rey y de la patria. Gracias al arrojo y al valor de los jóvenes mejicanos, América Latina debía verse libre del comunismo. Y éste había de cambiar de táctica para penetrar en nuestros pueblos, no enfrentando la creencia religiosa, sino sirviéndose de ella para la penetración. Así han entrado en Cuba y en Chile.
Aunque América Latina, de modo global, se haya defendido del comunismo desde entonces, no ha alcanzado todavía un régimen de civilización que le dé estabilidad y que la defienda eficazmente de caer en el comunismo. Por ello, tan oportuno resulta el tratamiento de este tema, “Civilización, sí; comunismo, no”, ya que en esta crisis de la civilización – que no otra cosa significa el comunismo – sólo la historia nos ha de revelar cuáles son los valores imprescindibles que ha de aportar a los pueblos una auténtica civilización. Y con ello entro directamente en el tema.
Una civilización, proyección del hombre
Una civilización no es otra cosa que el hombre proyectado en lo social. Esto por lo que se refiere tanto a la naturaleza de una civilización como a su desarrollo histórico. Una civilización, en efecto, no puede sino proyectar las acciones de sus unidades componentes, y éstas, en último término, son los hombres; los hombres con sus pensamientos, sus quereres y sus pasiones; los hombres con sus alegrías y congojas; los hombres con las obras de sus manos en las artes y en laarquitectura; los hombres en la literatura, la filosofía y la religión. Por esto, para medir el valor ymérito de una civilización hay que hacerlo no sólo por las acciones de sus grandes hombres sinotambién de sus hombres comunes y aun por las de sus hombres inferiores. De un modo o de otro, la civilización es resultado de lo que proyectan y realizan sus hombres, y la riqueza y miseria quecontiene no pueden ser mayor ni menor que la que contienen sus hombres. Aquí vale el criterio que nos da el Señor de los Evangelios, Mt. 7, 17: “Todo árbol bueno da buenos frutos, y todo árbol malo, da frutos malos”.
*****************
Para leer el apéndice completo haga click sobre la imagen del autor.
0 comentarios:
Publicar un comentario