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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

5 de junio de 2009

5 de Junio, Festividad de San Bonifacio, Obispo y Confesor









onifacio o Winfrido es justamente designado como apóstol de Alemania, si bien es verdad que ya antes de él otros misioneros habían predicado el Evangelio en diversas regiones de este territorio, y a pesar de que algunas de estas regiones, como Baviera y Turingia, constituían ya importantes núcleos de cristiandad. A él se debe, en efecto, en primer lugar, el haber generalizado y sistematizado, mucho más que los anteriores misioneros, la evangelización de la mayor parte de Alemania, y, por otra parte, el haber organizado de una manera definitiva la jerarquía de estos vastos territorios, procediendo en toda esta labor en inteligencia con los Romanos Pontífices.

Mas con todo este trabajo de evangelización de Alemania y organización de sus iglesias no se agotó la actividad de este grande apóstol. Esta comprende una segunda parte, a la que suelen atender menos los historiadores, pero que tuvo extraordinaria importancia en la vida de San Bonifacio. Es la regeneración y reorganización de la Iglesia de los Francos, que se hallaba en gran decadencia. Así, pues, San Bonifacio es apóstol de Alemania y reorganizador de la Iglesia franca.Llamábase Winfrido y nació hacia el año 680, según todas las probabilidades, en el territorio de Wessex, de una familia profundamente cristiana. Contando sólo cinco años, atraído por el ejemplo y las palabras de unos monjes, manifestó a sus padres el deseo de seguirlos, y, después de vencer su persistente oposición, pudo dirigirse a la escuela del monasterio de Exeter.

Contaba entonces sólo siete años y durante otros siete pudo poner los más sólidos fundamentos a su formación humanística y sacerdotal. A los catorce se trasladó al monasterio de Nursling, de la diócesis de Winchester, donde, ingresado en la Orden, recorrió los estudios superiores del llamado Trivio y Cuatrivio, en los que salió tan aventajado que bien pronto pudo ser allí mismo renombrado maestro. De ello nos dejó una excelente prueba en una gramática latina que compuso en este tiempo.

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El mismo día

Beato Fernando de Portugal


ijo de Juan I de Portugal, empleaba desde muy joven sus rentas personales en el rescate de cautivos cristianos de las manos sarracenas. Parte en 1434, con su hermano Enrique el Navegante a una expedición contra Marruecos, entonces en manos de una dinastía de piratas. ¿Acaso sería una premonición sobre la situación actual? Nada nuevo hay bajo el sol. Lo cierto es que la expedición fue un fracaso y la armada lusitana hubo de rendirse y dejar a Fernando como garantía del pago de enormes cantidades de dinero.
Las Cortes de Portugal, después de nueve años de negociaciones, dejaron morir de disentería y en manos del enemigo a su príncipe. Fernando vivió como esclavo, encadenado y obligado a los más sucios trabajos. Soportó su desdicha con dignidad y puso su esperanza en Dios con enorme entereza, sin renunciar a la fe ni a unos compatriotas tan olvidadizos de su terrible suerte.

Las fuentes históricas musulmanas hablan de su vida edificante u de la veneración que suscitaba en los más piadosos habitantes de Fez. Fernando optó por la pobreza, castidad y obediencia, en radical fidelidad a su propia conciencia. Su cadáver descuartizado se pudrió colgado en las torres de las murallas.

Debiera ser patrono de los millones de esclavos que todavía quedan en el mundo; o de los héroes olvidados por los suyos, o bien de los que son víctimas de los vaivenes políticos. Cuando el sacerdote don Pedro Calderón de la Barca llegó al cielo, le recibió Fernando agradecido por esa maravilla de drama llamada El Príncipe constante.

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