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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

8 de junio de 2009

A 100 años de la Pascendi



Por el R.P. Horacio Bojorge, S.J.



Tomado de Panorama Católico





l modernismo afirmó que la revelación de Dios se da en la experiencia interior del hombre. Con esto restó importancia y hasta invalidó la revelación histórica. En esto se mostró discípulo de Kant, para quien la religión quedó relegada a la moral y dentro de los límites de la pura razón, ya que la revelación histórica no tiene, afrima Kant, fuerza de convicción universal como tiene la lógica y su fuerza racional. (Aunque no explica cómo, siendo así, sigue habiendo tanto desacuerdo entre los hombres. Desacuerdos que, según Hegel sólo se solucionan por la lógica del amo y del esclavo).

De esta manera, de la apelación de Kant a la universalidad de la razón en asuntos de fe y moral, sobreviene más tarde el recurso de los autores modernistas a la "experiencia humana", universal o compartible, como fuente de la revelación o conocimiento de Dios. De este modo se ofrecía una alternativa que se consideraba ventajosa frente a la fe, y que aconsejaba dejarla de lado, como algo que divide a los hombres y es causa de desacuerdo. La fe separa a los creyentes de los demás hombres y no puede ser fundamento de un acuerdo universal sobre la base de una experiencia humana universal. De esta visión modernista de cuño y origen kantiano fueron derivando en estos cien años muchísimos frutos, efectos y consecuencias. Dado que estos frutos y efectos se presentan en sus formas corrientes de "sentido común instalado", ya no se percibe cuáles son sus orígenes y hacia dónde conducen. Ni es fácil a veces percibir su incompatibilidad de fondo con la fe y la espiritualidad católica.
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