por Juan Manuel de Prada
Tomado de ABC
N el célebre cuadro de Sorolla, el pescador al menos era auxiliado en la bodega del barco por alguien que podría haber sido su patrono; pero a este boliviano que se acaba de rebanar el brazo mientras amasaba pan su patrono lo ha dejado tirado a cincuenta metros de un hospital, mientras se desangraba como un marrano en la matanza. ¡Y aún hemos de dar gracias de que no hiciera con él lo mismo que con el brazo rebanado, que apareció entre desperdicios! Tal vez a ese patrono le ocurriera, mientras veía desangrarse al boliviano, lo mismo que a la miembra Aído le ocurrió cuando le preguntaron en la radio si un feto era un ser vivo. ¡Un ser vivo sí, pero no un ser humano! Y como a un ser vivo trató ese patrono al boliviano: su brazo rebanado lo echó al cesto de los residuos biosanitarios; y al resto de su organismo lo dejó a la puerta de un hospital, como antaño se dejaba a los niños expósitos a la puerta de un convento.
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