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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

2 de septiembre de 2008

El Nuevo Gobierno de Sancho


Por el R. P. Leonardo Castellani



La primera edición de El nuevo gobierno de Sancho apareció en el año 1942; la segunda, aumentada en tres capítulos, en 1944; la tercera, con más cinco piezas en prosa y un anexo en verso sobre la segunda, en 1965. Ésta es, pues, la cuarta edición; reproduce el texto de la tercera, que queda ya como el definitivo de la obra.

Figura en la portada de las tres ediciones anteriores Cide Hamete (h.) como autor del libro y Jerónimo el Rey, doctor en Teología por Roma, en Filosofía por París y en Política por Londres y Pavía, como autor de la traducción directa del arábigo del texto de la obra. Como el transcurrir de la vida literaria de Leonardo Castellani descubrió que él, Cide Hamete (h.) y Jerónimo del Rey son una misma persona, se optó por poner al padre Castellani como autor de este notable libro dejando a un lado sus seudónimos.

Los dibujos de Marius son los mismos que ilustraron las ediciones anteriores. Marius es el nombre artístico del gran dibujante argentino Carlos Vergottini.

Tanto el autor como el traductor deste libro consideran inútil advertir, y sin embargo advierten, que no hay en él retratos de personas sino caricaturas de vicios, caricaturas exageradas a la Muñiz o al modo del Hombre que no tuvo infancia. No hay pues en él, lo repetimos, ninguna alusión directa a la menor persona viva; y si alguno se llegare a dar por aludido, tendremos que decir, como el paisano, que recién conocimos que era cofrade cuando lo vimos tomar candela. Otra cosa es cuando se nombra una persona literalmente; es señal entonces que es un amigo del traductor o del autor, como los dos que salen en esta advertencia.

Cide Hamete Benengeli (h.)

Jerónimo del Rey



Prólogo

De las fecundidades herenciales que el espíritu hispánico, es decir don Quijote, desparramó en América y que son dos, a saber: idioma y sabiduría, habría que hacer un inventario nuevo para determinar qué parte nos tocó a los argentinos y en qué modo nosotros la hemos dilapidado; porque ya de esa herencia tradicional se canta y llora poco -casi nada- entre la población del que fue virreinato del Río de la Plata.

¿Qué ha sido del legado quijotesco en nosotros? ¿Qué nos quedó de él y qué no nos quedó? ¿Sabiduría o idioma? Al principio, las dos cosas; después, sólo el idioma; ahora, casi ni esto. Véanse, por etapas, documentos patentes: l. El Martín Fierro de Hernández y Cancioneros populares del Norte; 2. El producido literario de la llamada «nueva sensibilidad»; 3. La literatura radiotelefónica y el tango.

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