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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

31 de agosto de 2008

31 de Agosto, Festividad de San Ramón Nonato



Siglo XIII, un siglo de grande cambios, de grandes luces y también de grandes santos.
En Portel, localidad de Lérida (España), donde en esos tiempos estaba el feudo de los condes de Cardona, tuvo lugar el nacimiento de Ramón.

Sus padres, gente de campo, humilde, pero de una fe profunda, soñaban con la llegada de un hijo. Sueños y anhelos que con el pasar del tiempo no se veían cumplidos. Cerca del pueblo había una ermita dedicada a San Nicolás de Bari, en ella se encontraba una imagen de la Virgen con el Niño. La futura madre de Ramón acudía allí, porque en los tiempos de angustia, de desaliento, quién no se acerca a la Madre buscando consuelo, buscando esperanza. La Virgen escucha sus ruegos y la vida comienza a germinar. Ramón se comienza a gestar.

Y el rostro de esta mujer cambia, es esperanza, consuelo, alivio, está embarazada, Dios no se olvida. Pero de pronto, una grave enfermedad la golpea, siente que sus fuerzas flaquean, se siente morir y con un último aliento pide a la Madre por el hijo que lleva en su vientre y muere.

El Conde de Cardona, a quien habían elegido padrino, pasaba a visitarla, a ver cómo estaba la madre y su futuro ahijado y horrorizado ve a la mujer tendida en el suelo, sin vida. Se inclina sobre el cuerpo inerte y llora, pero al apoyarse siente que algo se movía, su corazón le da un vuelco y como por inspiración divina, sin dudarlo, extrae su daga y rasga el vientre de la mujer. Dando un grito aparece Ramón, estirando sus brazos en cruz, como preanuncio del sentido de su vida.

Es por esta razón que se le llama Nonato, que quiere decir no nacido, porque su advenimiento a la vida fue de una manera prodigiosa. Según la tradición su nacimiento fue el 2 de febrero de 1200, fiesta de la Candelaria. A los pocos días fue bautizado dándosele el nombre de Ramón, que era el nombre del conde de Cardona, en agradecimiento por su intervención.
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