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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

15 de septiembre de 2008

Libertades de perdición


DIOS Y LA LIBERTAD RELIGIOSA

por el R.P. Alberto García Vieyra, O. P.

Corren ríos de tinta describiendo la angustia del hombre moderno, y la crisis de valores del planeta.

Como el alejamiento absoluto de Dios es el infierno, no debe sorprendernos el encontrar los rasgos infernales anticipados en un alejamiento relativo. Desconocemos los derechos de Dios sobre el mundo; desconocemos nuestra condición creatural; negamos a Dios su condición de Padre y Señor.

El Protestantismo negó a Dios el derecho a hablar, y sólo le autorizó a balbucear palabras ininteligibles; no otra cosa es el libre examen. El catolicismo liberal no niega a Dios el derecho a hablar, pero sí le niega el de mandar en su mundo.

Dentro del catolicismo liberal el Humanismo Integral erige el derecho de la persona humana a forjar su mundo propio, enteramente profano, sin referencia a lo sacral, concediendo a Dios apenas cierta audiencia en el fuero interno de la conciencia. La Iglesia, dice, no tiene ninguna jurisdicción externa y visible en la realidad social pues su principio normativo es la libertad de la persona humana.

La dialéctica de la libertad absoluta con la negación implícita de nuestra condición de creaturas y negación de los derechos de Dios sobre el mundo reapareció muchas veces. En forma más larvada pero no menos real es el tema del Humanismo Integral que llenó las páginas de nuestra literatura católica actual, y de vanos escrúpulos las cabezas de los católicos, paralizando su acción en el campo social.

Estos católicos quieren la separación de la Iglesia y el Estado, el laicismo educativo, la paridad de los cultos ante la ley, la tolerancia religiosa como el derecho del individuo a practicar cualquier culto; la libertad del acto de fe requiere que el Estado no se pronuncie en materia de religión. Nos abstenemos de mencionar a nadie y citar textos. Se desconocen así los derechos de Dios al culto verdadero fundado en la integridad de la fe y realizado por los organismos que Él creó y el derecho que Dios posee a la obediencia de su creatura racional, como ser individual y ser social. Esto importa poner de relieve.

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Tomado del Blog de Cabildo

1 comentarios:

ErmitañoUrbano dijo...

Felicitaciones por recordar a este santo campeón de la fe.