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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

4 de enero de 2009

Festividad del Dulce Nombre de Jesús

por el R.P. Jesús Marti Ballester


o es que creamos que existe un poder intrínseco escondido en las letras que componen el Nombre de Jesús y por eso lo honramos, sino porque el nombre de Jesús nos recuerda todas las bendiciones que recibimos del Redentor. Para agradecer su amor y todas las bendiciones reverenciamos el Santo Nombre, como honramos la Pasión de Cristo honrando Su Cruz, como asegura Colvenerius, "De festo SS. Nominis", IX. Por es descubrimos nuestras cabezas y doblamos nuestras rodillas y nuestros corazones ante el Santísimo Nombre de Jesús; él da sentido a todos nuestros afanes, como indicaba el emperador Justiniano en su libro de leyes: "En el Nombre de Nuestro Señor Jesús empezamos todas nuestras deliberaciones".


EL NOMBRE DE JESÚS, INVOCADO CON CONFIANZA

El nombre de Jesús brinda ayuda a necesidades corporales, según la promesa de Cristo: "En mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se curarán" (Mc 16, 17). En el Nombre de Jesús los Apóstoles dieron fuerza a los cojos (He 3, 6; 9, 34) y vida a los muertos (He 9, 40). Da consuelo en las aflicciones espirituales. El Nombre de Jesús le recuerda al pecador la misericordia del padre del Hijo Pródigo y el del Buen Samaritano; le recuerda al justo el sufrimiento y la muerte del inocente Cordero deDios. Nos protege de Satanás y sus engaños, por eso el Demonio teme el Nombre de Jesús, Quien lo ha vencido en la Cruz. En el nombre de Jesús obtenemos toda bendición y gracia en el tiempo y en la eternidad, pues Cristo ha dicho: "lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo concederá." (Jn 16, 23). Por eso la Iglesia concluye todas sus plegarias litúrgicas: "Por Jesucristo Nuestro Señor". Así se cumple la palabra de San Pablo: "Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los infiernos." (Fil 2, 10).

ENAMORADOS DEL NOMBRE DE JESUS Y PROPAGADORES

San Bernardo, habla del Nombre de Jesús con especial ardor en sus sermones. San Bernardino de Siena y San Juan Capistrano, llevaban en sus misiones populares el monograma del Santísimo Nombre, rodeado de rayos, pintado en una tabla de madera, con el que bendecían a los enfermos y obraban milagros. Al finalizar sus sermones mostraban el emblema a los fieles y les pedían que se arrodillaran para a adorar al Redentor. Recomendaban que colocaran el monograma de Jesús a las puertas de sus ciudades y a las puertas de sus casas. San Bernardino predicaba esta devoción nueva, y fue acusado por sus enemigos y conducido al tribunal del Papa Martín V. Defendido por San Juan Capistrano que le reconocía como su maestro y lo hizo con tanta elocuencia, justicia y éxito que el papa no sólo permitió la adoración del Santísimo Nombre de Jesús, sino que asistió a una procesión en la que se llevaba el Santo Monograma. La tabla usada por San Bernardino es venerada en la actualidad, en Santa María en Ara Coeli en Roma.

EL MONOGRAMA

El monograma que representa el Santísimo Nombre de Jesús consiste en las tres letras: IHS. En la Edad Media el Nombre de Jesús se escribía: IHESUS; el monograma contiene la primera y la última letra del Santísimo Nombre de Jesús. Se encuentra por primera vez en una moneda de oro del siglo VIII: DN IHS CHS REX REGNANTIUM (El Señor Jesucristo, Rey de Reyes). Algunos equivocadamente creen que las tres letras son las iniciales de "Jesús Hominum Salvator", Jesús Salvador de los Hombres. San Ignacio adoptó este monograma para la Compañía de Jesús, añadiéndole una cruz sobre la H y tres clavos bajo ella. Y se inventó una nueva explicación del emblema, considerando que los clavos eran originalmente una "V", y que el monograma significaba "In Hoc Signo Vinces", “En Esta Señal conquistaréis”, palabras que vio Constantino en los cielos bajo el signo de la Cruz antes de la batalla en el puente Milvio en 312, que decidió su conversión al cristianismo.

LE PONDRAS EL NOMBRE DE JESUS

José ejerció el derecho de padre cumpliendo las palabras de Gabriel: "Le pondrás el nombre de Jesús, porque Él va a salvar a su pueblo de sus pecados" (Mt 1, 21). Así como en el crucifijo honramos toda la Pasión de Cristo resumida en el símbolo de la cruz, de igual manera el nombre de Jesús nos recuerda todo lo el amor simbolizado en él (Filip. II, 9,10). "Hablando de él, nos sentimos iluminados; pensando en él, recibimos el alimento de nuestras almas; invocándole, encontramos la paz, como dice San Bernardo de Claraval. El Concilio de Lyon prescribió en 1274 una devoción especial al nombre de Jesús, y el beato Gregorio X comisionó a la Orden de Predicadores parapropagarla. La Santa Sede concedió a los Franciscanos, en 1530, la celebración de la fiesta del Santo Nombre de Jesús y el uso se fue extendiendo, La traducción del bello himno de Vísperas Jesu dulcis memoria, hecha por el P. Edward Caswall, ha contribuido a la difusión del poema anónimo atribuido a San Bernardo. Las Letanías del Santo Nombre de Jesús, que son un comentario de los atributos del Salvador más que de su Nombre, provienen tal vez de San Bernardino y San Capistrano. Monseñor Challoner las llama, Letanías de Nuestro Señor Jesucristo.

EL HIMNO JESU DULCIS MEMORIA.




Iesu dulcis memoria
Dans vera cordis gaudia
Sed super mel et omnia
Eius dulcis praesentia.

Nil canitur suavius
Nil auditur iucundius
Nil cogitatur dulcius
Quam Jesus Dei Filius.

Iesu, spes paenitentibus
Quam pius es petentibus
Quam bonus Te quaerentibus
Sed quid invenientibus?

Iesu dulcedo cordium
Fons vivus lumen mentium
Excedens omne gaudium
Et omne desiderium.

Nec lingua valet dicere
Nec littera exprimere
Expertus potest credere
Quid sit Iesum diligere.

Iesu Rex admirabilis
Et triumphator nobilis
Dulcedo ineffabilis
Totus desiderabilis.

Mane nobiscum Domine
Et nos illustra lumine
Pulsa mentis caligine
Mundum reple dulcedine.

Quando cor nostrum visitas
Tunc lucet ei veritas
Mundi vilescit vanitas
Et intus fervet Caritas.

Iesum omnes agnoscite
Amorem eius poscite
Iesum ardenter quaerite
Quaerendo in ardescite.

Iesu flos matris Virginis
Amor nostrae dulcedinis
Tibi laus honor numinis
Regnum beatitudinis.

Iesu summa benignitas
Mira cordis iucunditas
In comprehensa bonitas
Tua me stringit Caritas.

Iam quod quaesivi video
Quod concupivi teneo
Amore Iesu langueo
Et corde totus ardeo.

O Iesu mi dulcissime
Spes suspirantis animae
Te quaerunt piae lacrymae
Et clamor mentis intimae.

Sis, Iesu, nostrum gaudium,
Qui es futurus praemium:
Sit nostra in te gloria
Per cuncta semper saecula.

Amen.

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