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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

29 de enero de 2009

A Nuestra Señora de los Buenos Libros


Enviada por María Luz López Pérez
desde Santiago de Compostela


A la Virgen de los Buenos Libros



odo el amparo, señora,
de mi libro en ti le libro,
pues es libro en quién Dios

enquadernó sus prodigios.

Si al que es vida le ceñiste
en tu virgen pergamino,

ya libro eres de la vida;

vida has de ser de los libros.

El gran Autor con la pluma

del espíritu divino,

sobre tu papel intacto,

sacó su palabra en limpio

sin copia, por ser tú sola;

sin tinta, por ser arminio;

sin original obscuro,

y sin borrador delito.

Libro eres de cuenta,

donde el más estrecho juizio

siempre suma lo constante

pero nunca lo caído;

libro de memoria,
siempre
para hacerme beneficio,
y en blanco, pues por ti Dios

mis culpas ponen olvido;

de Palma, o libro, tus hojas

en tu concepción las miro,

allá en tu parto azucenas

y en tu soledad cuchillos.

Tu esseción es privilegio,

tu tassa precio infinito,

general tu aprobación,

gloria el fin, gracia el principio,

impresión estrellas, coma,

la luna, punto el sol mismo,
rectas líneas, blanco margen,

luces letras, cielo estilo

y al fin concepción sin mácula

es el título aplaudido
de tu libro,
porque es Dios,

el concepto de tu libro.

Oh libro cerrado a culpas
y abierto a humanos gemidos;
borre un rasgo de tus gracias
las erratas de mis vicios.

Romance Anónimo. S. XVII



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