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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

13 de mayo de 2009

El comunismo en la Revolución Anticristiana (1)




Libro del R.P. Julio Meinvielle


Prólogo a la Tercera Edición, 1974, por el Dr. Carlos A. Sacheri





Para leer los prólogos de las dos primeras ediciones, del mismo P. Meinvielle, haga click sobre su imagen. ( muy recomendado)







a realidad operante de la subversión comunista constituye, sin lugar a dudas, el aspecto más negativo y disolvente de la crisis intelectual y moral del siglo veinte. Muchos han sido los esfuerzos desplegados por multitud de filósofos, teólogos, economistas, políticos, sociólogos, etc., para desentrañar el meollo de la teoría y la praxis marxista-leninista y señalar sus consecuencias negativas tanto para la persona humana como para el orden social. Dentro de la vastísima bibliografía existente, se destaca, sin embargo, esta obra de R. P. Julio Meinvielle, que conoceahora su tercera edición, publicándose sin incluir el apéndice titulado “La Mater et Magistra y lapropiedad colectiva privada”, por haber sido éste agregado en la reedición de “Conceptosfundamentales de la Economía” (segunda edición, Editorial Universitaria de Buenos Aires, Buenos Aires, 1973).
La reflexión sobre el fenómeno comunista ha sido una de las constantes preocupaciones del P. Meinvielle a lo largo de su amplia trayectoria intelectual. En tal sentido, resultaría largo historiar la larga serie de libros, artículos, conferencias y editoriales por él consagrados a los más diversos aspectos teóricos y prácticos del marxismo, a partir de su primera obra “Concepción católica de la política” (editada por los Cursos de Cultura Católica, 1932, y ahora reeditada por la Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino, vol. III, Ediciones Dictio, 1974), hasta su última conferencia pronunciada en México, D.F., en el VI Congreso de la Liga Mundial Anticomunista (WACL), durante el 25 de agosto de 1972, bajo el título de “Civilización cristiana versus Comunismo” (publicada en “Verbo”, nº 126/127, diciembre, 1972, que se incluye como Apéndice en la presente edición).
Este libro del Padre Julio es complementario de “El poder destructivo de la dialéctica comunista” (29 edición, Cruz y Fierro Editores, Buenos Aires, 1973) y tiene la virtud de situar la Revolución Comunista en una doble perspectiva complementaria. En primer lugar, dicho movimiento es analizado a la luz de la antropología filosófico-teológica, la cual nos brinda la auténtica imagen del hombre y del orden social, sobre la base del realismo filosófico de Aristóteles y Santo Tomás. En segundo lugar, el fenómeno marxista es enfocado a la luz de la teología católica de la historia y de la cultura. Esta doble perspectiva, no sólo confiere a la obra una singularidad excepcional, sino que le permite alcanzar la máxima hondura al juzgar los efectos devastadores de la empresa comunista a la luz de la crisis histórica de las naciones cristianas.
El punto de partida antropológico está dado substancialmente por la formulación de la doctrina de las cuatro formalidades, la cual configura uno de los mayores aportes intelectuales del autor. Al distinguir los cuatro aspectos esenciales del ser humano (ser-sensible-racional-divino),Meinvielle detecta su íntimo paralelismo con las funciones sociales básicas en toda cultura (economía de ejecución – economía de dirección – política sapiencial). Dicho ordenamiento es universalmente válido, pues se inspira en la propia naturaleza del hombre, razón por la cual trasciende las contingencias y variaciones propias de cada época y de cada sociedad. Pero, a partir del nominalismo del siglo catorce, Occidente fue involucionando a través de tres momentos sucesivos: el Renacimiento y la Reforma, la Revolución Francesa y, por último, la RevoluciónComunista, cuya exaltación del homo faber instaura la dominación del proletariado o economía de ejecución por encima de todos los otros valores.
Ubicada en tal perspectiva, surge con nitidez la perversidad intrínseca de la empresa comunista, como lo señalara magistralmente Pío XI en la Divini Redemptoris (nº 58). Al invertir la jerarquía natural de valores, la sociedad colectivista nos ofrece un hombre amputado, reducido a la condición de engranaje anónimo del sistema. Privado de derechos esenciales, carente de iniciativa y de responsabilidades concretas, el homo faber del marxismo termina siendo una tristísima caricatura de la imagen del hombre según el orden natural y cristiano. Meinvielle pone a la vez de manifiesto cómo el marxismo penetra en todos los ambientes a través de su instrumentoclave, la lucha de clases o praxis revolucionaria, mediante la cual disuelve todas las estructuras,instituciones y grupos dirigentes, reemplazándolos por sus propias “correas de transmisión”.
El libro reafirma la gran perspectiva teológica, característica de todo el pensamiento del autor, de la civilización cristiana o ciudad católica, esto es, de la Cristiandad. Al respecto cabe señalar que Julio Meinvielle es el máximo teólogo de la Cristiandad en lo que va del siglo veinte.
Esta constante que jalona toda su labor intelectual alcanza su perfil definitivo en la presente obra,al insertarse en una teología de la Historia centrada en la obra redentora de Cristo Rey, Señor delos tiempos y de las naciones. Con su lucidez habitual, su rigor conceptual y su apertura constantea los problemas que signan estos tiempos cruciales para el destino del mundo, el Padre Meinvielle ha realizado una labor señera que ilumina a los espíritus sedientos de verdades trascendentes y los alienta para la recuperación de nuestra Iglesia y de nuestra Patria, frente a la ofensiva arrolladora del aparato comunista internacional.

CARLOS ALBERTO SACHERI
Buenos Aires, marzo 7 de 1974,
en la festividad de Santo Tomás de Aquino,
Doctor Universal de la Iglesia.

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