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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

29 de mayo de 2009

El sentido de la Historia (5)




por Nicolás Berdiaev




Capítulo quinto



EL DESTINO DEL PUEBLO HEBREO


l pueblo hebreo desempeñó un papel absolutamente incomparable en el nacimiento de la conciencia de la historia, en el sentimiento apasionado del destino histórico; quien ha introducido en la existencia humana el principio de lo «histórico» ha sido precisamente este pueblo. A este respecto, nuestra intención es examinar detenidamente su destino histórico y el significado de éste en la historia universal, pues es uno de los factores que continúan actuando hasta hoy y poseen una misión específica.

Los hebreos ocupan un lugar central en la historia. El pueblo hebreo es el pueblo en el que lo «histórico» se manifiesta con más fuerza; en su destino histórico se advierte la inescrutabilidad de los designios divinos. El destino de este pueblo no puede explicarse desde una perspectiva materialista y, en general, desde un punto de vista histórico-positivista, pues en él aparece con toda claridad lo «metafísico» y desaparece la barrera entre lo metafísico y lo «histórico», barrera que, como hemos dicho anteriormente, dificulta la comprensión del sentido interior de la historia.

En mi juventud, cuando me atraía la concepción materialista de la historia e intentaba verificarla en los destinos de los diversos pueblos, el destino del pueblo hebreo constituía para mí el mayor obstáculo, pues se resistía a toda tentativa de explicación materialista. Hay que decir que, considerado desde la perspectiva de las teorías positivista y materialista, este pueblo hace tiempo que debería haber dejado de existir. Su existencia es un fenómeno extraño, misterioso, que indica hasta qué punto su destino se halla ligado a especiales designios proféticos. Se intenta explicar los destinos de los pueblos desde una perspectiva materialista, remitiéndose a procesos de adaptación, pero esto no funciona cuando se aplica al destino del pueblo hebreo. La supervivencia a lo largo de la historia, la indestructibilidad, la existencia ininterrumpida de este pueblo (uno de los más antiguos de la humanidad) en condiciones absolutamente excepcionales, el papel fatal que desempeña en la historia, son cosas que indican la existencia de principios místicos singulares en la base de su destino histórico. Su historia no es sólo un fenómeno, sino también un noúmeno, en el sentido que explicamos más arriba, al hablar de la contraposición entre ambas cosas.
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