Casi no tuvo tiempo de formarse, ya que a los quince años ya tomó las armas y hubo de luchar en defensa de su patria contra los franceses... Unas veces tiene victorias y otras derrotas. Son cosas del oficio.
Las enseñanzas cristianas que inculcó su buena madre en su alma no las olvidó jamás, pero la vida militar le sedujo desde un principio y se descaminó como tantos otros compañeros de armas entregándose a una vida que decía muy poco con los principios que de su buena madre había recibido. El cielo le había adornado con muchas cualidades: simpatía, bondad, caballerosidad y por ello arrastraba tras sí a muchos amigos. Tenía un defecto que le costó mucho durante toda su vida arrancarlo de su corazón: era la ira, la cólera, el genio fuerte que en tantas ocasiones le traicionaba... Los malos amigos le llevaron por malos caminos.
Su buena madre y hermanos le rogaban abandonase aquellas compañías y que entrase por las sendas del bien... Como no estaba dispuesto a oír la voz de los hombres, fue Dios quien vino en su ayuda y para ello se sirvió de una derrota militar.*******************************************
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