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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

25 de julio de 2009

Liberalismo y Catolicismo (3)





por el Padre Roussel

Tomado del sitio de la FSSPX.

Distrito de América del Sur










- Refutación del Liberalismo: “fe laica” o fe católica -



a refutación completa del Liberalismo exigiría una larga respuesta si quisiera un detenerse en los detalles, en las múltiples formas y aplicaciones de este error monstruoso. Mas, según dice Santo Tomás, “tota scientia in virtute principiorum continetur”.(1). El Liberalismo se presenta como una ciencia sistematizada a partir de un principio, la autonomía absoluta del hombre. Bastará entonces con denunciar la nulidad de tal principio; luego esbozaremos un rápido paralelo entre la enseñanza católica y la “doctrina liberal”, pues la exposición de la verdad y la exhibición al desnudo del error constituyen la más eficaz apología para una inteligencia recta.

1º) AUTONOMÍA DEL HOMBRE. LIBERTAD DE CONCIENCIA

Dependencia radical del hombre en el orden natural. — “O el verdadero Dios, o el absurdo radical”. Tal es el dilema inevitable que la existencia de un mundo contingente plantea a la razón.(2) La razón puede, en efecto, demostrar con certeza la existencia necesaria de un Dios creador y Señor Soberano del Universo. todo aquello que se nos presenta con un carácter evidente de movilidad, de contingencia, evidentemente nos es por sí, sino por otro, que en definitiva no puede ser sino Dios mismo, Aquel que Es. Éste es el caso del mundo visible que nos rodea y del cual formamos parte. Este mundo es esencialmente dependiente de la Causa primera y universal: • dependiente en su devenir, ya que Dios está en el principio, sin perjuicio de la acción real de las causas secundarias; • dependiente en su ser, ya que no podría subsistir ni un solo instante sin la acción conservadora de Dios, que lo mantiene por encima de la nada; •dependiente en su acción, ya que sin la moción de Dios no podría ni comenzar a actuar, ni continuar sin su concurso; • dependiente en su fin, ya que está hecho para Dios y suspira por su Bondad soberana.
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