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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

19 de julio de 2009

Quosque tandem



por el Dr. Aníbal D´Angelo Rodríguez



Tomado de Catapulta







n sus famosas catilinarias (discursos en el Senado romano contra Catilina) Cicerón se preguntaba Quousque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?, es decir ¿Hasta cuándo abusarás, Catilina, de nuestra paciencia?

La cuestión actual es, tras el deceso político definitivo del matrimonio Kirchner, lo que quiere hacer, lo que puede hacer y lo que finalmente hará la oposición. Para analizar eso lo primero que hay que preguntarse es qué mandato recibió dicha oposición con el voto popular.

En nuestra opinión es bien claro que recibió el que ya expresaran las puebladas del conflicto con el campo, el que los intelectuales de Carta Abierta supieron identificar muy bien: un mandato destituyente.

Y es que la parte pensante del pueblo argentino ha captado a la perfección a los Kirchner y sabe que su poder se asienta en tres bases inconmovibles, tres bases que ningún dialogo” podrá cambiar porque son la esencia misma de lo que ellos llaman su “modelo”, a saber: la mentira, la prepotencia y la corrupción. De allí su resistencia a cambiar a De Vido, a Moreno, a Aníbal Fernández. Son los que hacen el trabajo sucio de mentir, de prepotear, de corromper (y corromperse) y a esta altura de la cuestión no se puede pensar en reclutar otros y enseñarles el oficio.

Hace un par de días Aníbal Fernández dijo, por azar, una verdad: un ministro o un secretario ejecuta lo que su superior – el Jefe del Estado – encomienda. Público reconocimiento de que las prepotencias, las mentiras y el robo tienen como únicos autores a los Kirchner y como ejecutores a los personajes nombrados y unos pocos más.

Pero la opinión pública tiene bien en claro que no hay otro modelo ni se puede tomar por tal una política económica cuyos logros se basan en ocultar la realidad inventando estadísticas, bajar los precios poniendo un revólver sobre la mesa o subsidiar a los capitalistas amigos para que no hagan olas.

El país entero sabe que no hay milagro capaz de resucitar el cadáver del kirchnerismo, que desde el 29 de Junio ha comenzado a oler mal. Ya no se trata de matar a nadie. Ha llegado la hora del sepelio. Se pueden buscar muchas vueltas a la cuestión, pero si se deja a un muerto insepulto tarde o temprano el hedor se hará insoportable.
La última tentativa de los Kirchner es un “diálogo” que – presentado como novedad – es la mejor prueba de un estilo de gobierno practicado durante cinco años Se convoca a conversar después de gobernar sin oír por un lustro y después de ningunear lo que supuestamente es el ámbito natural de los diálogos en democracia: el Parlamento.

Uno tiene derecho a sospechar que lo que los K buscan, ya que no pueden mejorar su situación, es arrastrar a la oposición a la tumba que los espera. ¿Alguien puede creer en obtener resultados de un diálogo con quienes mantienen a su lado a los hombres que encarnan la mentira, la prepotencia y la corrupción? Para colmo, el diálogo comenzará, de manera tramposa, con una “reforma política” necesaria pero mucho menos urgente que la revisión y supresión de las facultades extraordinarias que el Congreso concedió al Ejecutivo, que la restitución de estadísticas confiables, que la investigación del saqueo al que se sometió al Estado. Los Kirchner comienzan con un tema en el que no tienen nada que perder, regalan unas elecciones correctas para 2011 sabiendo que a nada pueden aspirar para esas fechas.

El problema es, pues, la oposición. Sus limitaciones, sus desacuerdos y – sobre todo – su mediocridad, son las que complican el panorama actual, ya no los Kirchner que nada podrían hacer – nada – si no contaran con una oposición tan sin nervio.

El camino es hoy el juicio político. Causas hay sobradas, pero bastaría el obsceno incremento de su fortuna que acaban de exhibir los K. A la larga (y más bien a la corta) es este recurso (o la renuncia voluntaria de CFK) la única salida. Basta de perder tiempo en un país asediado por problemas urgentes, basta de perder tiempo con intentos desesperados de zafar de los K que no durarían ni tres segundos si no contaran con una oposición incapaz de cumplir con su deber constitucional.
¿Hasta cuándo habrá que esperar para que lo haga?

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