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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

2 de agosto de 2009

Noveno Domingo después de Pentecostés





Por el R. P. Leonardo Castellani






Tomado de Domingueras prédicas.

Ediciones Jauja, Mendoza, 1997




LAMENTACIÓN SOBRE JERUSALÉN


I acercarse y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de su visita.»
(Lc. 19,41-44)


Hay que hacer hoy un sermón patriótico, aunque no sea 25 de Mayo; porque este Evangelio narra el patriotismo de Jesucristo. Alguien escribió que Jesucristo no fue patriota sino antipatriota, que no amó ni a su patria ni a su madre: es una gansada que sólo se podría escribir en la ciudad de La Plata. No, me equivoco, también se escribió en Londres cuando el poeta irlandés William Yeats escribió aquellos versos:

"Aquél que maldijo su patria,
Aquél que mandó doce hombres
En contra de todas las patrias
Y de todas las religiones".

Un sermón patriótico... Es fácil: "Una nueva y gloriosa Nación, Coronada su sien de laureles - Y a sus plantas rendido un león; cuya bandera, loado sea Dios, no ha sido atada jamás al carro triunfal de ningún vencedor de la tierra; y cobija bajo sus pliegues idolatrados un pueblo libre y altanero, entregado al trabajo y al progreso bajo las alas de una sana democracia, cuyas instituciones están garantidas por un glorioso ejército triunfador en mil batallas y una Constitución tan adelantada y perfecta que se cumpla o no se cumpla funciona lo mismo, y..." etc. ¿Sería patriota yo si dijera esto y diez cosas más por el estilo? Asegún: si es verdad, sí; si no es verdad, no.

Jesucristo hubiese podido hacer fácilmente una cosa así con las grandes alabanzas y promesas a Jerusalén, a Israel y al mundo, en que abundaron los Profetas sus predecesores y cosechar una gran ovación de aplausos en el Templo, por ejemplo. Pero hizo al revés, justamente por ser patriota: acusó a Jerusalén que mataba a los Profetas y perseguía a todo aquel que sobresaliese y le predijo una próxima catástrofe: sería cercada y después sitiada, sería incendiada y sus hijos pasados a cuchillo y los que quedaran, dispersos por todas las regiones de la tierra; y lloró al decir esto. Todavía había tiempo para salvarse, pero Él desconfiaba que se salvara; o mejor dicho sabía no se salvaría.

En la Argentina hay muchos que han imitado a Jesucristo llorando sobre Buenos Aires lágrimas de tinta y prediciéndole catástrofes; que no se han cumplido, del todo por lo menos —por suerte. Así por ejemplo, hace medio siglo, el año 1919, Manuel Gálvez publicó una novela llamada Nacha Regules, que trata de la prostitución y la trata de blancas, donde amenaza a Buenos Aires con una gran revolución del proletariado que va a derribar la pirámide de Mayo (que no es pirámide) y quemar el barrio Norte y Palermo chico. No sucedió; o si sucedió fue en forma mucho más mansa, pues se contentó con quemar algunas iglesias y hacer ametrallar por aviones a unos 4.000 hombres en Avenida de Mayo. Pero desde entonces acá hay muchos que siguen diciendo la Argentina anda mal y puede venir un desastre. No son mala gente ni tampoco tontos; pero ahora se guardan muy bien de fijar la fecha del desastre. Pueden leer, por ejemplo, el discurso del senador Miguel Ángel Bernardo el 21 de Julio pasado en el Senado.

Yo también creo que el país anda mal, e incluso que el senador Bernardo se queda corto; pero también que si viene el desastre, yo ya voy a estar a salvo en la Chacarita, o bien me van a enviar a la Chacarita durante el desastre, que también puede ser. Y también me parece preferible el desastre, créase o no, a que esto siga marchando así —hundiéndose así— lo mismo que Dios prefirió el desastre de Jerusalén a que Jerusalén siguiese como estaba; pues siempre es preferible una pulmonía o una hepatitis a un cáncer. Incluso es mejor morirse, como dice el refrán: "Por tan poca salú mejor morirse".

¿Por qué está mal la Argentina? ¿Cómo prueba Ud. que anda mal? Yo no lo puedo probar; tengo una especie de pálpito, o mejor dicho el costillar lleno de mataduras y cicatrices. Puedo poner un ejemplo, del dominio donde yo sé algo, la cultura: está falsificada, falsificada a fondo. La falsificación empezó hace mucho, cuando proclamaron y pregonaron y definieron que Mitre era un gran prosista, Echeverría y Mármol dos grandes poetas y Cambaceres un gran novelista; y la falsificación ha seguido hasta llegar a la apoteosis de Borges —y del tango. Yo he querido aficionarme al tango porque dicen que es el único invento de la Argentina, el único aporte argentino a la civilización mundial; el tango y la gomina, y no he podido ¡ay de mí! Me gusta menos que el yazz, y el yazz me gusta menos que el ruido de una locomotora acompañado de ladridos de perros.

La falsificación de la cultura tiene tres grados: uno, es hacer della un lujo o una diversión, como el Festival de Folklore de Cosquín, siendo una necesidad; otro, es hacer della un comercio, un sacadineros o una estafa al contribuyente, como los premios literarios; y tercero y más grave, hacer della una corrupción, propagar por medio della errores, torpezas o herejías. Vean lo que pasó con esa Nacha Regules que nombré antes: en esa su segunda novela Gálvez aparecía como anticlerical y socialista; no lo era probablemente, pero aparecía; tuvo un éxito repentino y resonante: 150.000 ejemplares, traducidos a 11 idiomas, vertida a la radio y al cine, dos premios oficiales. Ahora bien, la novela es mala, quiero decir floja, falluta como obra de arte; pinta dos cosas que no existen ni pueden existir, la prostituta buena y el socialista santo de los románticos franceses; y sin embargo, tuvo el éxito ya dicho. En la novela siguiente, Gálvez aparece como católico; y cayó en el vacío. La mejor novela de Gálvez, Hombres en Soledad, que es mucho mejor obra de arte que Nacha Regules, y netamente católica y patriota, 7.000 ejemplares. ¿Qué quiere decir esto? Es muy sencillo; que somos una nación católica donde todos los resortes del éxito literario están en manos de anticatólicos. ¿Y por qué? Quizás de tan católicos que somos. Existe una verdadera maquinaria de falsificar cultura, de fabricar valores que no son valores y tapar valores que sí son valores; que es lo que Cristo dijo a sus paisanos: "persiguen a los profetas y halagan a los pseudo-profetas". Cuando creyeron que Gálvez era anticatólico, le fabricaron un triunfo; cuando vieron que era católico, lo persiguieron toda la vida. Gálvez fue un gran hombre (en sus últimos 30 años) pero nunca fue un gran novelista.

Y esto que dije de la cultura, funciona igual en todos los dominios: en la instrucción, en la economía y en la política, que es lo más grave de todo. En el último número de "Horizonte", que es una revista judía, hay una comparación graciosa que a mí me hace la misma gracia que un dolor de muelas. Dice que la Argentina no es más que un gran aparato de succión, una bomba aspirante, que tiene por función succionar la riqueza argentina y trasladarla al extranjero; y que todo lo que pasa en la Argentina, "elecciones correctísimas en San Juan, triunfo de la democracia en Neuquén, un toro se ha vendido en 29 millones, las Cámaras han prorrogado la ley de alquileres, ofrenda floral al Padre de la Patria, hará uso de la palabra", todo eso de que parlan los diarios, no son más que movimientos de la máquina, para dos fines: uno, ajustar los tubos a las tetas, como en el ordeñe mecánico, y segundo, defenderse de los que quieren romper la máquina (59). Este periódico "Horizonte", que se titula "judío-sionista-argentino" (¡y dichoso el que puede poner tantascosas juntas!) es obtuso, no saben escribir, tienen una mente oscura; y sin embargo, en este punto de la bomba de succión se muestran brillantes y agudos.

Bueno, no hay más tiempo y me voy resbalando a la política -como Jesucristo en esta ocasión. La cuestión es que los "coronados la sien de laureles - y a sus plantas rendido un león" somos un país "subdesarrollado". Salimos ahora con eso; pero somos nosotros los rendidos y el león está más fiero que nunca. ¿Y cuál es la solución? —La solución mañana, como dicen en las adivinanzas.

La cuestión es que Jesucristo, el Domingo de Ramos, después de su provisorio triunfo en Jerusalén, lloró sobre Jerusalén.
59. "Mas ya reinó la mentira Y en la verdá ya hay mordaza- Parece hay velorio en casa Y un gran silencio a desinio De que un libre latrocinio Tenga aquí juego sin tasa. No siempre fue Buenos Aires "Ciudá de los mercaderes"- Hubo nobles menesteres Aunque hubo siempre uñas listas- "Ciudá de contrabandistas Y todo el resto mujeres". Así la llamó un antiguo Fraile nombre Castañeda- Tenía la lengua aceda, Murió por esta nación- Siempre esta duda me queda: ¿Se cumplió su maldición? Contrabandistas llamaba No sólo a los mamelucos, También a dotores cucos Que llaman politiqueros Y a otros que estudian librucos Para dejarnos en cueros... Que les dicen los pitucos: "Conomistas estranjeros ". Desde el tiempo de mi padre Gobierna la mercancía; Le llaman ole-barquía Y otros nombres del demonio, Pero yo doy testimonio Que es comercio y porquería ". ("La Muerte de Martín Fierro", Canto X)

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