¡¡Viva Cristo Rey!!
¡Christus vincit! ¡Christus regnat! ¡Christus imperat!
Cristo Rey (un sermón del Padre Ezcurra).
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Cristo es Rey. Es una palabra que hoy, a veces, se prefiere no usar; suena demasiado fuerte, demasiado duro. Algunos prefieren decir “Maestro”, prefieren decir “Pastor”, prefieren presentar a Cristo como hermano, como amigo, a veces en un plano solamente horizontal, pero sin utilizar toda la fuerza que tiene esta palabra que nos está indicando la pura realidad. Parecería que se avergonzaran algunos de dar testimonio del Rey que está en los cielos. Parecería que nombrar a Cristo como Rey fuera muy duro para un tiempo en el cual a las palabras definidas se las trata de evitar.
Entonces se prefiere no hablar de Cristo como Rey. Tal vez parezca poco democrático. Quisieran hablar de Cristo, como presidente. Y sin embargo Cristo es Rey. Y Cristo es Rey por diversos motivos, que ya hace muchos años señalaba en su enseñanza doctrinal dogmática el Papa Pío XI en la Encíclica Quas Primas, que dio el espíritu que animó a la primera y a la mejor fuerza de la Acción Católica.
Cristo es Rey, en primer lugar por su excelencia. Llamamos rey, en cualquier orden del ser o del conocer, a aquello que es lo primero, a aquello que es lo mejor; entre un determinado ramo de artistas, se llama rey a aquel que ejecuta mejor ese arte; entre las flores se llama la reina a la rosa porque es la más hermosa en su belleza y en su perfume.
El rey indica lo excelente, lo más noble, lo más grande. Y por eso, es Rey el Verbo de Dios cuando asume aquí en la tierra una naturaleza humana, cuando se hace hombre. Y entonces, esa naturaleza humana, esa alma y ese cuerpo asumidos por Cristo es lo más noble, es lo más perfecto, es lo principal de la Creación porque está unido indefectiblemente a la divinidad, al Verbo Creador, al Verbo en el cual, por su Palabra fueron dichas, fueron pronunciadas, fueron creadas todas las cosas.Cristo es Rey por su propia naturaleza divina, porque es el Verbo de Dios hecho hombre. Es aquello de los cual da testimonio delante de Poncio Pilato cuando él le pregunta: “Tú eres Rey?” “Sí, Yo soy Rey, mi reino no es de este mundo”. Lo cual no significa que Cristo no reine sobre este mundo, sino que su reino no tiene origen en este mundo; no es un reino humano. El poder que tiene Cristo es el poder que ha recibido del Padre; pero es un poder sobre todas las cosas, sobre todas las cosas del cielo y de la tierra.
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