por el R.P. Alfredo Sáenz. S.J.
Nos adentraremos ahora en la consideración de un personaje eminentemente político, García Moreno, quien se nos revelará como un magnífico arquetipo del estadista católico en el seno del mundo moderno.
Fue el Ecuador su patria amada. La cordillera de los Andes, que en dos ramas paralelas corre de norte a sur, divide a dicha nación en tres partes. La primera lo ocupa la llanura, que se extiende desde el océano Pacífico hasta la primera de esas ramas. Entre ambas secciones de la cordillera se encuentra la segunda, una gran meseta. La tercera parte, cubierta por bosques casi vírgenes en los tiempos de nuestro homenajeado, cubre el terreno que va desde el segundo ramal de la cordillera hacia el este, zona habitada por indios, muchas veces salvajes. Gran parte de la población vive entre montañas gigantescas y volcanes, a grandes alturas sobre el nivel del mar. Primitivamente existió un reino indígena en Quito, que luego conquistarían los Incas. Finalmente llegaron los españoles. Tal fue el escenario histórico-geográfico donde se desenvolvió la vida de García Moreno.
I. Niñez candorosa y juventud intrépida
Nació Gabriel en Guayaquil, el 21 de diciembre de 1821. Eran años arduos y bravíos. Al independizarse de España sus provincias de ultramar, el Ecuador siguió el destino de Colombia, que por aquel entonces se llamaba Nueva Granada, formando con ella y con Venezuela una sola nación. Fue Simón Bolívar el creador de esta confederación, a la que llamó la Gran Colombia, gobernándola durante varios años. En 1830, por exigencia de un grupo de ingratos y traidores, debió dejar el poder, y se retiró a Cartagena, con la idea de trasladarse a Europa. No pudo hacerlo, ya que murió en aquella ciudad el mismo año, como si hubiese comprendido que la Gran Colombia no subsistiría. De hecho, veinte días antes, se había consumado la separación de Venezuela.
El padre de Gabriel, Gabriel García Gómez, era español, nacido en Castilla la Vieja. Vivió varios años en Cádiz, donde estudió y trabajó con uno de sus tíos, que había sido en otro tiempo secretario del rey Carlos IV. En 1793 se trasladó a América, estableciéndose en Guayaquil. Allí se casó con una joven de prosapia, Mercedes Moreno, hija de don Ignacio Moreno, caballero de la Orden de Carlos III. Un hermano de Mercedes, Miguel Juan Moreno, fue padre de Ignacio, quien llegaría a ser Cardenal Arzobispo de Toledo. Como se ve, tratábase de una familia de alcurnia.
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