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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

24 de febrero de 2009

24 o 25 de Febrero*, Festividad de San Matías, Apóstol



Hechos de los Apóstoles


n aquellos días, levantándose Pedro en medio de los hermanos (era el número de las personas congregadas casi de ciento veinte), dijo: Hermanos, es menester que se cumpla la Escritura que predijo el Espíritu Santo por boca de David, en or­den á Judas, que fue el conductor de los que prendieron á Jesús, el cual era de vuestro número, y obtuvo la suerte de este ministerio. Éste, pues, poseyó un cam­po en recompensa de la iniquidad, y, habiéndose ahorcado, reventó por en medio, y se derramaron todas sus entrañas. Y la cosa se ha hecho notoria á todos los ha­bitadoras de Jerusalén; de manera, que aquel campo vino á llamarse en su lengua Haceldama, esto es, campo de sangre. Pues en el Libro de los Salmos (Salmo 108) está escrito: Hágase la habitación de ellos un desierto, ni haya quien la habite, y el cargo (obispado) de ello obtenga otro. Es necesario, pues, que de estos hombres, que han estado uni­dos con nosotros, todo aquel tiempo que hizo entre nosotros mansión el Señor Jesús, comenzando desde el bautismo de Juan, hasta el día en que se subió robándo­se á nuestra vista, uno de ellos sea constituido para dar con nosotros testimonio de su resurrección. Y señalaron dos: á José, que se llamaba Bársabas, el cual se lla­maba por sobrenombre el Justo, y á Matías. E hicieron oración, diciendo: Tú, Se­ñor, que ves los corazones de todos, declara á cuál de estos dos has elegido para recibir el puesto de este ministerio y apostolado, del cual prevaricó Judas (Iscariotes), para ir á su destino (por su culpa al infierno). Y echaron suertes, y cayó la suerte sobre Matías, y fue agregado á los once Apóstoles.

* En años bisiestos se festeja el 25 de Febrero.

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