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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

25 de febrero de 2009

En la partida de Mons. Williamson


Hubiera querido escribir un artículo como éste. Me enteré tarde. Por los medios masivos de comunicación, ya que nuestros "amigos", los padres de la Fraternidad nos entretuvieron con la historia que Mons. ya había abandonado el país.
No saben cuanto lamento no haberlo despedido como correspondía, con agradecimiento a su labor sacerdotal y formadora de jóvenes, entre ellos mis hijos.
Esta salida ignominiosa del país no es justa ni merecida.
Nunca fui sedevacantista, no lo soy, y si Dios quiere no lo seré.
Pero esta "diplomacia" de la Fraternidad, que abandona a uno de los suyos a los "lobos" no es de mi agrado, ni goza de mi beneplácito. Todo lo contrario.
Para no pecar (más) contra la caridad, no me extiendo sobre el tema. Recomiendo la lectura del artículo de opinión, que hago mío.
Cruzamante



Tomado de Santa Iglesia Militante

Opinión:

En este blog hemos seguimos las noticias relacionadas con el “caso Williamson” hasta su despedida de la Argentina, en el día de hoy. Y lo hicimos no porque no pudiéramos tener diferencias con él, sino porque vimos, a nuestro entender, la mano de la persecución anticatólica detrás. En efecto, tras soportar la feroz acechanza de la poderosa judería internacional, de haber sido intencionadamente malinterpretado y condenado por un millar de voces, de padecer la mentira bestial y atroz que se erguía en discurso único día tras día contra él, Monseñor Richard Williamson abandonó la Argentina.


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Para leer el artículo completo haga click sobre la imagen del escudo episcopal de Mons. Williamson.

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