por el Dr. Enrique Díaz Araujo
Tomado de La Enciclopedia y el Enciclopedismo
Ediciones OIKOS, Buenos Aires, 1983
Spengler en Años decisivos dijo que el jacobinismo es "la forma temprana" y el bolchevismo "la forma tardía" del mismo espíritu revolucionario, porque ambos, en definitiva, se inspiran en la actitud del Prometeo mitológico, el rebelde ante los dioses.
Cuando Diderot afirma que "el hombre es el término único al cual hay que reducirlo todo" da un claro indicio de que Prometeo se ha desencadenado. Y sus efectos todavía debemos de sufrir.
Prometeo: En una palabra: yo abomino a
todos esos dioses.
Hermes: Ya veo qué grave dolencia te hace
perder la razón.
ESQUILO (Prometeo encadenado)
La Ilustración. Conceptotodos esos dioses.
Hermes: Ya veo qué grave dolencia te hace
perder la razón.
ESQUILO (Prometeo encadenado)
La Revolución fue preparada por sus víctimas.
JOSEPH DE MAISTRE
En el fondo de todo problema político hay una cuestión teológica.
JUAN DONOSO CORTÉS
JOSEPH DE MAISTRE
En el fondo de todo problema político hay una cuestión teológica.
JUAN DONOSO CORTÉS
as ideologías —conjunto de ideas sistemáticas— son un fenómeno moderno de remplazo de los antiguos conceptos e ideales. Cuando tienen connotación política, y generalmente la tienen, apuntan a la transformación radical de una realidad social dada. Es decir que al menos en sus comienzos todas las ideologías suelen ser "revolucionarias". Lo son porque procuran el desplazamiento del orden establecido tradicionalmente por un nuevo orden. Y porque el cambio deberá conducir a una organización más justa o más libre que las conocidas. Tal ambición intelectual conforma al encarnarse una variedad humana que, en la tipología política universal, es conocida como el esprit révolutionnaire, el homme des gauches, el idealista en sentido filosófico y el romántico en su acepción política. Esto es, el hombre que dispone a todas las potencialidades de su ser hacia la consecución de ese cambio profundo, cualitativo, radical de la sociedad en la que vive. Nada que no se adecúe como medio conducente a ese fin que busca le interesará. El fin es el "mundo mejor del futuro", gobernado según los "principios" de la ideología que se ha adueñado de su mente y de su corazón.
A pesar de su multiplicidad, ese fenómeno moderno reconoce dos unidades genuinas del espíritu revolucionario: la primera, la establecida por los jacobinos de la Revolución Francesa de 1789, y la segunda, la implantada por los bolcheviques de la Revolución Rusa de 1917. Entre ambos momentos toma figura esa "izquierda" que conmueve al mundo moderno con sus teorías y sus hechos. Esa ideología, que principia por ganar la cabeza y que termina enseñoreándose del alma de sus adictos, presenta dos etapas sucesivas —a veces contrarias, pero nunca contradictorias—: la "liberal" y la "socialista". Como se ha observado atinadamente, y como trataremos de resumirlo en este capítulo, esos períodos ideológicos ofrecen un mismo origen. Spengler, en Años decisivos, dijo que el jacobinismo es "la forma temprana" y el bolchevismo la "forma tardía" del mismo espíritu revolucionario. Porque ambas, en definitiva, se inspiran en la actitud del Prometeo mitológico, el rebelde ante los dioses.
Centrado así nuestro enfoque, conviene comenzar su estudio pormenorizado por la primera, no sólo en el orden cronológico sino especialmente en el lógico, de esas doctrinas de la Revolución: la Ilustración Francesa.
En un concepto lato, ella es la teoría del progreso indefinido de la humanidad, iluminado por las luces de la razón. La iluminación que el raciocinio otorga a los pensadores franceses del siglo XVIII para atisbar el futuro deparado a los hombres. Ilustración que se resume en la Enciclopedia (Diccionario razonado de la u ciencias, artes y oficios) que dirigieran Diderot y D'Alembert. De ahí que a sus integrantes se les llame por igual, "ilustrado;-", "iluministas" o "enciclopedistas".
El punto de partida de esta cosmovisión es el antropocentrismo, en oposición con el teocentrismo del mundo clásico, del "antiguo régimen". En un retorno a Protágoras, el hombre vuelve a ser "la medida de todas las cosas", de la tierra y del cielo. Como dice Diderot en la Enciclopedia: "El hombre es el término único al cual hay que reducirlo todo". Prometeo se ha desencadenado.
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