por el Dr Antonio Caponetto
Tomado del Blog de Cabildo
ANTE UNA NUEVA Y GRAVE PROFANACIÓN DE LA CATEDRAL METROPOLITANA
El próximo martes 11 de noviembre —si la ira justiciera de Dios no dispone lo contrario— la Catedral Metropolitana de Buenos Aires sufrirá un nuevo y gravísimo agravio.
No se trata en la ocasión del regular desfile sacrílego que frente a ella, y con la anuencia explícita del Gobierno, realizan en tropel los sodomitas y sus aliados de depravada especie. Tampoco de la invasión de las Madres, cuya sola presencia es una deposición irreverente y procaz. Ni del arribo oficial de la masonería, ultrajando el espacio sacro so pretexto de un indebido homenaje al Gral. José de San Martín.
No; en la Festividad del Patrono de la Ciudad, la Arquidiócesis de Buenos Aires mediante su Comisión de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso, por un lado; y la tenebrosa B’Nai B’rith por otro, co-celebrarán una “liturgia de conmemoración” en el “70 aniversario de la Noche de los Cristales Rotos”. Tamaño oficio religioso —según lo anuncia la invitación oficial que tenemos a la vista— suma, además, los auspicios y las adhesiones de cinco instituciones judaicas, unidas todas con la jerarquía católica nativa para “honrar y recordar” a las víctimas de “los nazis” que “en la noche del 9 de noviembre de 1938, profanaron y destruyeron más de 1000 sinagogas, mataron a decenas, encarcelaron a 30.000 judíos en campos de concentración [saqueando] negocios y empresas”.
El hecho, por donde se lo mire, constituye una mentira infame y una abominación que clama al cielo. Mentira es que se acuse, sin más, a los nazis, de los luctuosos y reprobables hechos conocidos como la Kristallnacht o Noche del Cristal, repitiendo por enésima vez la versión canonizada por la propaganda sionista y las usinas aliadas, ya varias y científicas veces rebatida en trabajos como los de Ingrid Weckert (“Crystal Night 1938. The biggest anti-german spectaculum”), o el de “Flash Point, Kristallnacht 1938. Instigators, victims and beneficiaries”. Mentira es que se oculte el asesinato, a manos del judío Herzel Grynscpan, del diplomático alemán Ernst von Rath, cuya alevosía —sumada a otras acciones judaicas de similar tono— motivó la reacción violenta contra los israelitas aquella noche trágica y condenable.
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No se trata en la ocasión del regular desfile sacrílego que frente a ella, y con la anuencia explícita del Gobierno, realizan en tropel los sodomitas y sus aliados de depravada especie. Tampoco de la invasión de las Madres, cuya sola presencia es una deposición irreverente y procaz. Ni del arribo oficial de la masonería, ultrajando el espacio sacro so pretexto de un indebido homenaje al Gral. José de San Martín.
No; en la Festividad del Patrono de la Ciudad, la Arquidiócesis de Buenos Aires mediante su Comisión de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso, por un lado; y la tenebrosa B’Nai B’rith por otro, co-celebrarán una “liturgia de conmemoración” en el “70 aniversario de la Noche de los Cristales Rotos”. Tamaño oficio religioso —según lo anuncia la invitación oficial que tenemos a la vista— suma, además, los auspicios y las adhesiones de cinco instituciones judaicas, unidas todas con la jerarquía católica nativa para “honrar y recordar” a las víctimas de “los nazis” que “en la noche del 9 de noviembre de 1938, profanaron y destruyeron más de 1000 sinagogas, mataron a decenas, encarcelaron a 30.000 judíos en campos de concentración [saqueando] negocios y empresas”.
El hecho, por donde se lo mire, constituye una mentira infame y una abominación que clama al cielo. Mentira es que se acuse, sin más, a los nazis, de los luctuosos y reprobables hechos conocidos como la Kristallnacht o Noche del Cristal, repitiendo por enésima vez la versión canonizada por la propaganda sionista y las usinas aliadas, ya varias y científicas veces rebatida en trabajos como los de Ingrid Weckert (“Crystal Night 1938. The biggest anti-german spectaculum”), o el de “Flash Point, Kristallnacht 1938. Instigators, victims and beneficiaries”. Mentira es que se oculte el asesinato, a manos del judío Herzel Grynscpan, del diplomático alemán Ernst von Rath, cuya alevosía —sumada a otras acciones judaicas de similar tono— motivó la reacción violenta contra los israelitas aquella noche trágica y condenable.
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