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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

18 de diciembre de 2008

Las grandes Herejías (4)


por Hillaire Belloc



Capítulo 4.-

La gran y Persistente Herejía de Mahoma





cualquier observador de los acontecimientos ocurridos durante los primeros años del Siglo VII – digamos desde el 600 al 630 – le hubiera parecido que, habiendo ocurrido solamente un gran ataque principal a la Iglesia Católica – el arrianismo y sus derivados – y habiéndose repelido dicho ataque con una Fe victoriosa, la Iglesia se hallaba asegurada por tiempo indefinido.

Era obvio que la Iglesia tendría que pelear por su vida contra elementos externos no-cristianos, esto es: contra el paganismo. Los adoradores de la naturaleza de la alta civilización persa en el Este nos atacarían por las armas y tratarían de sojuzgarnos. El paganismo salvaje de las tribus bárbaras escandinavas, germánicas, eslavas y mongoles, en el Norte y Centro de Europa también atacarían al cristianismo tratando de destruirlo. Las poblaciones de Bizancio continuarían haciendo desfilar concepciones herejes como una pantalla de sus reclamos. Pero, al menos, el principal esfuerzo de herejía había fracasado – así parecía. Su objetivo, el deshacer una civilización católica unida, no había sido alcanzado. De allí en más no había por qué temer que surgiera alguna herejía mayor; menos aún la consecuente interrupción de la Cristiandad.

Para el 630 toda la Galia era católica desde hacía largo tiempo. El último de los generales arrianos y las guarniciones en Italia y España se habían vuelto ortodoxos. Los generales y las guarniciones de África del Norte habían sido conquistadas por los ejércitos ortodoxos del Emperador.

Y fue justo en ese momento, un momento de aparente universal y permanente catolicismo, que cayó un golpe inesperado de inaudita magnitud y potencia. De pronto surgió el Islam. Vino del desierto y avasalló a la mitad de nuestra civilización.

El Islam – la enseñanza de Mahoma – conquistó inmediatamente por las armas. Los conversos árabes de Mahoma invadieron Siria y vencieron allí en dos grandes batallas; la primera sobre el Yarmuk, al Este de Palestina en las tierras altas arriba del Jordán, y la segunda en la Mesopotamia. Continuaron invadiendo Egipto y empujaron más y más hacia el corazón de nuestra civilización cristiana con toda su grandeza de Roma. Se establecieron por todo el Norte de África; incursionaron en el Asia Anterior – aunque no se establecieron allí todavía. Ocasionalmente llegarían a amenazar a la propia Constantinopla. Al final, después de una larga generación posterior a las primeras victorias en Siria, cruzaron el Estrecho de Gibraltar y comenzaron a inundar Europa Occidental a través de España. Llegaron incluso tan lejos como el mismo corazón de Francia del Norte, entre Poitiers y Tours, menos de cien años después de sus primeras victorias en Siria del año 732.

Finalmente fueron rechazados hacia los Pirineos, pero continuaron manteniendo toda España, excepto la región montañosa del noroeste. Dominaron toda el África romana, incluyendo Egipto y toda Siria. Dominaron la totalidad del Mediterráneo oriental y occidental: ocuparon sus islas, saquearon y dejaron asentamientos fortificados hasta en las costas de Galia y de Italia. Se expandieron poderosamente más allá del Asia Anterior, dominando la región persa. Se convirtieron en una creciente amenaza para Constantinopla. En menos de cien años una parte sustancial del mundo romano había caído bajo el poder de esta nueva y extraña fuerza surgida del desierto.

Nunca antes había habido una revolución comparable. Ningún ataque anterior había sido tan súbito, tan violento ni tan permanentemente exitoso. En apenas un par de años después del primer asalto en 634, se perdió todo el Levante Cristiano: Siria, la cuna de la Fe, y Egipto con Alejandría, la poderosa sede cristiana. Dentro de una generación, la mitad de la riqueza y casi la mitad del territorio del Imperio Romano Cristiano estaba en manos de los gobernantes y funcionarios mahometanos, y la masa de la población estaba siendo afectada cada vez más por este nuevo fenómeno.

El gobierno mahometano y su influencia tomaron el lugar del gobierno cristiano y su influencia; y la mayor parte del Mediterráneo, al Este y al Sur, comenzó a ser mahometana.

A continuación, seguiremos los avatares de este extraordinario fenómeno que aún hoy se llama Islam, es decir: “La Aceptación”, de la moral y las simples doctrinas que Mahoma había predicado.

Más adelante describiré el origen histórico del fenómeno, dando las fechas de su progreso y las etapas de sus éxitos originales. Describiré su consolidación, su creciente poder y la amenaza que representó para nuestra civilización. Estuvo muy cerca de destruirnos. Sostuvo activamente una batalla contra la Cristiandad por mil años y la historia de ninguna manera ha terminado; el poder del Islam puede resurgir en cualquier momento.

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