por el Dr Mario Caponetto
Tomado del Blog de Cabildo
LA DEMOCRACIA SIGUE DANDO FRUTOS PODRIDOS
Hombrecillo éste que, tras un colosal desastre, abandonaría el gobierno seis meses antes de lo previsto en el sacrosanto sistema cronométrico llamado democracia y al que sucedieron, después, otros personajes de la aburrida galería de payasos ilustres inmortalizados por Anzoátegui. Pues bien, a este módico y triste aniversario se lo ha querido elevar a categoría de fasto nacional y aún universal si me apuran.
¡Veinticinco años de Democracia! (así con mayúsculas que se ve mejor). ¡Sí, señor! Un cuarto de siglo de ininterrumpida sucesión de gobiernos civiles sin las otrora odiosas interrupciones militares. A un gobierno civil, sucede otro no menos civil. ¡Vaya si hemos dado los argentinos un paso de gigante en nuestra historia! ¿Pero quién dice paso? No, señor, es todo un salto.
Un cuarto de siglo después, aquí estamos sumidos en el mayor marasmo de la historia. ¿Enumerar todos los males que hemos sabido conseguir? No tiene caso. Están a la vista.
Tomado del Blog de Cabildo
LA DEMOCRACIA SIGUE DANDO FRUTOS PODRIDOS
na más que discreta euforia, pese a la ingente propaganda oficial, reducida al bailoteo carnavalesco de las consabidas murgas de abuelas, madres, hijos, piqueteros y demás yerbas del folklore urbano, en una casi vacía Plaza de Mayo, saludó el vigésimo quinto aniversario de la toma del gobierno por parte de aquel hombrecillo de cara torva y labia iracunda que fue (o casi, y Dios lo ayude en el trance) Raúl Alfonsín.
Hombrecillo éste que, tras un colosal desastre, abandonaría el gobierno seis meses antes de lo previsto en el sacrosanto sistema cronométrico llamado democracia y al que sucedieron, después, otros personajes de la aburrida galería de payasos ilustres inmortalizados por Anzoátegui. Pues bien, a este módico y triste aniversario se lo ha querido elevar a categoría de fasto nacional y aún universal si me apuran.
¡Veinticinco años de Democracia! (así con mayúsculas que se ve mejor). ¡Sí, señor! Un cuarto de siglo de ininterrumpida sucesión de gobiernos civiles sin las otrora odiosas interrupciones militares. A un gobierno civil, sucede otro no menos civil. ¡Vaya si hemos dado los argentinos un paso de gigante en nuestra historia! ¿Pero quién dice paso? No, señor, es todo un salto.
Sí, claro, sólo que un salto al abismo.
Un cuarto de siglo después, aquí estamos sumidos en el mayor marasmo de la historia. ¿Enumerar todos los males que hemos sabido conseguir? No tiene caso. Están a la vista.
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