Este blog está optimizado para una resolución de pantalla de 1152 x 864 px.

Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

11 de septiembre de 2009

11 de Septiembre, Conmemoración de San Proto y San Jacinto, Mártires


Os digo, habrá más fiesta en el cielo por un pecador
que haga penitencia, que por noventa y nueve justos
que no tienen necesidad de penitencia.
(Lucas, 15, 7).



os dos hermanos Proto y Jacinto, esclavos de Santa Eugenia, y bautizados con ella por el obispo Hilario, se dedicaron al estudio de las Sagradas Escrituras. Después de haber permanecido algún tiempo en un monasterio de Egipto, edificando allí a todos por su humildad y santidad, siguieron a Santa Eugenia hasta Roma. Llegados a esta ciudad bajo el reinado de Juliano, fueron detenidos, cruelmente flagelados y finalmente decapitados.

MEDITACIÓN SOBRE TRES MANERAS
DE HACER PENITENCIA

I. La penitencia debe ser interior: para esto el pecador debe ofrecer a Dios un corazón contrito y humillado, recibir con paciencia y resignación todas las aflicciones que se le envían, y hacerlas servir para la expiación de sus pecados. Sufrirás con paciencia si consideras que esos dolores pasajeros pueden librarte de los suplicios eternos que has merecido. El pecador es, él mismo, la causa de sus sufrimientos. No podemos imputar a Dios ninguno de los males que sufrimos, nosotros mismos somos sus autores. (Salviano)

II. Prívate, por espíritu de penitencia, de los placeres que no están prohibidos por la ley de Dios. No mereces el goce que se encuentra en la posesión de las cosas creadas, después de haber abusado tanto de ellas para ofender al Señor. Para las almas inocentes son los placeres permitidos; en cuanto a los pecadores, deben ellos hacer penitencia, y persuadirse de que Dios les prolonga la vida sólo para darles tiempo de expiar sus pecados.

III. Pero no es suficiente; todavía hay que imponerse mortificaciones corporales, para expiar el placer que se ha gustado en ofender a Dios. Los santos siempre han practicado estas austeridades; en sus biografías, no se habla sino de vigilias, ayunos, cilicios y disciplinas. ¿Creemos acaso que somos nosotros más inocentes de lo que eran ellos? El camino del cielo no es más ancho ni más cómodo para nosotros que lo fue para ellos. No nos engañemos: hagamos penitencia, y no recaigamos en los mismos pecados. Donde no hay enmienda, no hay sino vana penitencia. ( Tertuliano)

La penitencia -Orad por la enmienda
de los pecadores.

ORACIÓN

Señor, que la preciosa confesión de vuestros bienaventurados mártires Proto y Jacinto reanime nuestro celo, y que su piadosa intercesión nos proteja constantemente. Por J. C. N. S. Amén.

0 comentarios: