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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

6 de septiembre de 2009

Liberalismo y Catolicismo (6)







por el R. Padre Roussel



Tomado del sitio de la FSSPX.
Distrito de América del Sur







- La incoherencia fundamental del “Catolicismo-liberal” -

Hemos visto las principales características del “Catolicismo liberal”, de las que participan en mayor o menor grado sus adherentes. Es evidente que en ellos la característica esencial es una incoherencia de base; y esta incoherencia, el “católico-liberal” la lleva al frente, expresada en el mismo nombre que utiliza; desde el Ralliement, prefiere la denominación de “demócrata-cristiano” por otra parte sin mayor éxito, pues su democratismo es más revolucionario que católico, ya lo hemos visto.

Se cree buen católico y no admite que en el ambiente religioso se dude de sus sentimientos; allí, con gran conformidad, deja bien establecida la pureza de su vida moral, su participación en las obras católicas, la asiduidad a la práctica de los sacramentos. Más, afectando un liberalismo no menos sincero, se ingenia para dar toda clase de pruebas a aquellos que no participan en su creencia. Trata así de ganar esa apuesta de conciliar lo inconciliable, el catolicismo y el liberalismo, al menos en la práctica; pero no logra en los hechos más que atemperar el uno con el otro y obtener un Catolicismo disminuido, castrado; un Liberalismo provisoriamente tolerante y neutro. Queriendo ser a la vez católico y liberal, no es ni lo uno ni lo otro, o, más bien, no es ya suficientemente católico ante los ojos de la Iglesia y todavía no es lo suficientemente liberal según los no católicos. Renegado para unos, despreciado por los otros, flota indeciso hasta que cae hacia el lado donde se inclina, es decir, de ordinario hacia “la izquierda” como él dice, habituado al parlamentarismo.

La incoherencia radical, no olvidemos que es esa la idea que refiriéndonos al “Católico-liberal”, nos va a servir de precioso hilo de Ariadna que nos permitirá caminar con seguridad a través del laberinto de su espíritu lleno de nubes, de su conciencia tremendamente embrollada; nos permitirá también darnos cuenta de su mentalidad, de sus procedimientos de apostolado, de sus equivocaciones y sus desengaños constantes también.
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