l nacer María, la linda hija de dos israelitas estériles, llegó al mundo la "luz", aquella que se había ocultado en el jardín de las Delicias.
Traía la niña un mensaje de "redención" que no guardaría oculto en su alma. Ella lo había de depositar en Aquel a quien después le diera la vida.
La lglesia quiso destacar en la lista de sus conmemoraciones la festividad del nacimiento de María. Y fue instituida la fiesta para recordar a los cristianos la singular predestinación de la Madre del Salvador. María anunció al mundo un nuevo gozo y en la liturgia del día, en el himnario de maitines, se exclama: "Nace María, salud de los creyentes, y su nacimiento es verdaderamente salvación de los que nacen".
El día 8 de septiembre el santoral nos habla de la entrada de la Virgen en el mundo y en nosotros se despierta una gran curiosidad, razonable, al fin y al cabo, por saber detalles de su nacimiento.
Los evangelistas, de quien María fue su guía, nada dicen en concreto de la Natividad. Cristo absorbió toda su preocupación. Dando a conocer al Hijo, de rechazo, dieron a conocer a la Madre. Sólo nos cuentan pasajes y divagaciones de este día glorioso los evangelios apócrifos, sobre todo el Protoevangelio de Santiago, uno de los libros de más difusión en los primeros siglos del cristianismo. Más tarde hacen estudios acerca de este punto San Epifanio San Juan Damasceno, San Germán de Constantinopla, San Anselmo, San Eutimio, patriarca de Constantinopla, y todos los teólogos medievales, así como los santos y mariólogos de los siglos más cercanos.
Pero los evangelios canónicos guardan "silencio". "Silencio" alrededor de Ella. Dios ha comenzado la obra, Él la terminará. Ese será en todo momento el "sello" de la Virgen. La Madre de la "palabra eterna" nació en el "silencio".
Traía la niña un mensaje de "redención" que no guardaría oculto en su alma. Ella lo había de depositar en Aquel a quien después le diera la vida.
La lglesia quiso destacar en la lista de sus conmemoraciones la festividad del nacimiento de María. Y fue instituida la fiesta para recordar a los cristianos la singular predestinación de la Madre del Salvador. María anunció al mundo un nuevo gozo y en la liturgia del día, en el himnario de maitines, se exclama: "Nace María, salud de los creyentes, y su nacimiento es verdaderamente salvación de los que nacen".
El día 8 de septiembre el santoral nos habla de la entrada de la Virgen en el mundo y en nosotros se despierta una gran curiosidad, razonable, al fin y al cabo, por saber detalles de su nacimiento.
Los evangelistas, de quien María fue su guía, nada dicen en concreto de la Natividad. Cristo absorbió toda su preocupación. Dando a conocer al Hijo, de rechazo, dieron a conocer a la Madre. Sólo nos cuentan pasajes y divagaciones de este día glorioso los evangelios apócrifos, sobre todo el Protoevangelio de Santiago, uno de los libros de más difusión en los primeros siglos del cristianismo. Más tarde hacen estudios acerca de este punto San Epifanio San Juan Damasceno, San Germán de Constantinopla, San Anselmo, San Eutimio, patriarca de Constantinopla, y todos los teólogos medievales, así como los santos y mariólogos de los siglos más cercanos.
Pero los evangelios canónicos guardan "silencio". "Silencio" alrededor de Ella. Dios ha comenzado la obra, Él la terminará. Ese será en todo momento el "sello" de la Virgen. La Madre de la "palabra eterna" nació en el "silencio".
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