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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

16 de septiembre de 2009

Los Siete Dolores de la Santísima Vírgen


Por Don Manuel Folgar




Enviado por Juan Carlos Reales

















(En cada Dolor un Padrenuestro, 7 Avemarías y Gloria. Al final de cada misterio: “Bendita y alabada sea la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo y los Dolores de su Santísima Madre al pie de la Cruz”)


1. LA PROFECÍA DE SIMEÓN

Ayúdame, Madre, a aceptar con paciencia las dificultades de la vida ofreciéndolas y uniéndolas a tus Dolores y a los sufrimientos de Jesús por la redención del mundo.

2. LA HUÍDA A EGIPTO
Alcánzame, oh María, la gracia de la fortaleza para huir de todo lo que pueda poner en peligro mi salvación eterna.

3. JESÚS PERDIDO EN EL TEMPLO

Oh María, ilumina mi mente y mi corazón para que en todo momento estime a Jesús y su amistad como el mayor de los tesoros y rápidamente busque su perdón si tuviese la desgracia de ofenderle.

4. MARÍA SE ENCUENTRA CON JESÚS CAMINO DEL CALVARIO

Madre, aumenta mi fe y mi amor hacia Jesús Eucaristía y que también sepa descubrirle en su Palabra, en el prójimo y especialmente en los pobres, en los enfermos, en los ancianos y necesitados.

5. LA CRUCIFIXIÓN Y MUERTE DE JESÚS

Graba, oh Madre, en lo profundo de mi alma la certeza de que nadie podrá amarme jamás como Jesús, que me amó hasta el extremo de morir en la Cruz por mí para alcanzarme del Padre el perdón de mis pecados y la vida eterna.

6. LA LANZADA Y EL DESCENDIMIENTO DE LA CRUZ

Del costado de Jesús herido por la lanza brotaron con el agua y la sangre los Sacramentos de la Iglesia. Infúndeme, oh María, un gran amor a los sacramentos para que acuda a recibirlos con la mayor frecuencia posible y con las debidas disposiciones.

7. LA SEPULTURA DE JESÚS

Ayúdame, Madre, a tener siempre presente lo fugaz y pasajero que es este mundo y a poner mi corazón en los bienes del cielo.

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