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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

3 de febrero de 2009

3 de Febrero, Conmemoración de San Blas, Obispo y Mártir


a Iglesia conmemora en este día a un santo muy popular cual es San Blas, mártir, obispo de Sebaste.

La existencia de este santo armenio, su episcopado en Sebaste, su glorioso martirio, su culto antiguo extendido en la iglesia oriental y occidental, su fama de taumaturgo, la popularidad de su devoción son hechos plenamente históricos que la tradición cristiana ha encuadrado en la leyenda de San Blas, no del todo segura en cuanto a todos los detalles, por proceder de fuentes históricas que no remontan más allá del siglo IX aunque derivan de tradición y culto muy antiguos.

Cuatro son las Actas de San Blas que traen los bolandistas. De ellas extraemos la semblanza del Santo, que presentamos a continuación, modernizada y aumentada con notas históricas referentes a su vida, devoción y culto.

Nació San Blas en Armenia, en la ciudad de Sebaste, la actual Sivas, en la segunda mitad del siglo III. Según quieren algunos, fue médico. El ejercicio de la medicina de los cuerpos lo preparó y le dio a la vez ocasión para ejercer la medicina de las almas, exigida por su fervoroso proselitismo cristiano. Ponderan las Actas las virtudes de este ejemplar cristiano: su humildad. Mansedumbre. paciencia, devoción, castidad, inocencia; en una palabra, su santidad.

Estas virtudes contribuyeron a que, vacante el obispado de Sebaste, fuera propuesto por voz unánime del clero y pueblo para ocupar la sede.

Terribles eran las circunstancias. La persecución desencadenada por Diocleciano a principios del siglo IV y continuada por sus sucesores Galeno, Máximo y Daia y Licinio, se ensañó particularmente en la iglesia de Sebaste, e hizo allí ilustres mártires: San Eustracio y compañeros. San Carcerio y consortes, San Blas, los famosos cuarenta soldados mártires. Los cristianos vivían perseguidos y escondidos, como si fueran alimañas. San Blas fue el pastor prudente, celoso e intrépido elegido por la Providencia para presidir aquellas trágicas cuanto gloriosas circunstancias.

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Para leer la biografía completa haga click sobre la imagen del Santo Obispo.

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