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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

7 de febrero de 2009

Rabinos en Roma




Tomado del Blog de Cabildo








ste sombrío panorama local se conjuga con la densa oscuridad que se cierne desde las más altas regiones. La agudización del insulto a la Verdad, como si la Mentira ya estuviera corporizada en el adalid dispuesto al último asalto. Por todos los medios y en todas partes una metralla de falsedades y engaños sobre lo natural y lo sobrenatural; incluso acerca de las cosas más obvias del presente y del pasado.Por cierto, la Esposa de Cristo no está exenta de este ataque —al contrario, se ve que es la principal agredida— mientras sus defensores en general se distraen con otras inquietudes, curiosamente dispuestos a diálogos que eluden la proclamación lisa y llana de la Verdad.En estos últimos días el mundo ha conocido la agresión más atrevida, ejecutada en un lugar y oportunidad de características insólitas. Un Gran Rabino misteriosamente presente en el último Sínodo de Roma, devolvió la inédita gentileza despachándose contra el venerable pontífice Pío XII. Desde luego basándose en la mitología calumniosa del llamado “Holocausto”. Para colmo, poco tiempo después una delegación del Comité Judío Internacional —dice la noticia— fue recibida por el Papa, a quien le pidieron que aplazara el proceso de beatificación de Pío XII. El diario “La Nación”, acaso con cierta sorna, titula “Acercamiento” a la novedad.

Es explicable que a una entidad internacional con decisivo peso en el gobierno mundial, se le ocurra meter sus narices en cualquier “institución” despreciada. Pero la sorpresa adquiere proporciones inauditas por otra razón. Los judíos de esta ralea no creen en los santos cristianos, ni por supuesto en Cristo y a través del Gran Rabino de Jerusalén ya han manifestado categóricamente que detestan la Cruz. Desconocen la redención, no aborrecen la sentencia de Caifás y ahora, como por mandato del viejo Sanhedrín, se oponen insistentemente a una beatificación del vicario de Cristo. Acaso la memoria oyera un clamor: ¡Crucifícalo, crucifícalo!…

Terrenalmente hablando: ¿qué podía molestarle a esta gente una elevación a los altares que más desprecian? La respuesta es muy sencilla y harto preocupante. Asistiríamos a otra vuelta de tuerca, para actualizar una extorsión conocida. Cabe sospechar que el último propósito esconda el designio de doblegar a los cristianos. Hasta que hinquen las rodillas en reconocimiento de otro Sacrificio que borre la redención de la Santa Cruz.


JEOAP

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