an Vito fue uno de los santos más populares de la edad media. Lo atestigua su inserción en el restringido grupo de los santos auxiliares, los catorce santos, cuya intercesión se consideraba muy eficaz en tiempo de enfermedades o necesidades características.
Estos catorce santos auxiliadores son, en orden alfabético: Acacio, Bárbara, Blas, Catalina de Alejandría, Ciríaco, Cristóbal, Dionisio, Egidio, Erasmo, Eustaquio, Jorge, Margarita, Pantaleón y Vito.
A San Vito se lo invocaba sobre todo para conjurar la corea, o baile de San Vito, el letargo y la mordida de animales venenosos y la hidrofobia. A la vida de San Vito se le ha mezclado mucha leyenda.
La leyenda es muy conocida: Vito, siciliano de nacimiento, a los siete años es ya un cristiano convencido y comienza a hacer muchos milagros. El gobernador Valeriano manda arrestarlo y trata de hacerlo apostatar con promesas de premios y con amenazas de castigo. Pero de nada sirven ni siquiera los apasionados llamados de su padre, que era un pagano terrible. En efecto, el pequeño Vito tenía a su lado, ejemplo de valentía y fidelidad, a su propio maestro Modesto y a su nodriza Crescencia.
Los tres fueron prodigiosamente liberados por un ángel, y se retiraron a Lucania, en donde siguieron dando testimonio de su fe con la palabra y con los prodigios. La fama de San Vito llegó a oídos de Diocleciano, cuyo hijo era epiléptico, enfermedad que en ese tiempo era impresionante. Vito va a roma, cura a su coetáneo, y como recompensa lo torturan y lo echan nuevamente a la cárcel. Pero el ángel lo libera y, cuando regresa a Lucania, junto con Modesto y Crescencia rinde su último testimonio con el martirio. A pesar de la leyenda, San Vito es muy popular en Europa, y su nombre es muy usado: Vito, en italia; Vite o Guy en Francia, y Veit en Alemania.
Su cuerpo se conserva en la Iglesia Colegiata de Omegna, guardado en una urna, es sacado en una procesión solemne el último sábado de agosto.
La catedral de Praga está consagrada a este Santo.
Estos catorce santos auxiliadores son, en orden alfabético: Acacio, Bárbara, Blas, Catalina de Alejandría, Ciríaco, Cristóbal, Dionisio, Egidio, Erasmo, Eustaquio, Jorge, Margarita, Pantaleón y Vito.
A San Vito se lo invocaba sobre todo para conjurar la corea, o baile de San Vito, el letargo y la mordida de animales venenosos y la hidrofobia. A la vida de San Vito se le ha mezclado mucha leyenda.
La leyenda es muy conocida: Vito, siciliano de nacimiento, a los siete años es ya un cristiano convencido y comienza a hacer muchos milagros. El gobernador Valeriano manda arrestarlo y trata de hacerlo apostatar con promesas de premios y con amenazas de castigo. Pero de nada sirven ni siquiera los apasionados llamados de su padre, que era un pagano terrible. En efecto, el pequeño Vito tenía a su lado, ejemplo de valentía y fidelidad, a su propio maestro Modesto y a su nodriza Crescencia.
Los tres fueron prodigiosamente liberados por un ángel, y se retiraron a Lucania, en donde siguieron dando testimonio de su fe con la palabra y con los prodigios. La fama de San Vito llegó a oídos de Diocleciano, cuyo hijo era epiléptico, enfermedad que en ese tiempo era impresionante. Vito va a roma, cura a su coetáneo, y como recompensa lo torturan y lo echan nuevamente a la cárcel. Pero el ángel lo libera y, cuando regresa a Lucania, junto con Modesto y Crescencia rinde su último testimonio con el martirio. A pesar de la leyenda, San Vito es muy popular en Europa, y su nombre es muy usado: Vito, en italia; Vite o Guy en Francia, y Veit en Alemania.
Su cuerpo se conserva en la Iglesia Colegiata de Omegna, guardado en una urna, es sacado en una procesión solemne el último sábado de agosto.
La catedral de Praga está consagrada a este Santo.
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