por D. Alvaro de Maortua
Tomado de Arbil
n 1635 se produjo una polémica entre escritores y publicistas españoles y franceses. Los panfletos franceses defendían una nueva concepción del mundo basada en el naciente racionalismo y en una visión exclusivamente pragmática de las cosas. No hay lugar para lo trascendente. Proclamaron, sobre todo, la razón de Estado, según la cual las naciones no están sujetas a normas de moral objetivas, sino que cada una debe buscar aquella política capaz de engrandecerla materialmente. Un orden europeo, basado en unos principios únicos a aceptar por todos, sería injusto. Los españoles, en cambio, mantienen la idea de Europa como «Universitas christiana» y no aceptan la idea de Europa como dispersión que rompe la riqueza de la diversidad.
En mayo de 1635 Francia declaró la guerra al mundo hispánico con su intervención en la guerra de los Treinta Años. España lo consideró como una traición a la causa católica; para Francia fue una decisión política destinada a acabar con el exclusivismo español.
En 1643 los tercios españoles sufren su primera derrota militar en Rocroi. Otro desastre se produce en Lens en 1646 y con ello se llega a la paz de Westfalia en 1648, en la que, con su pérdida de la hegemonía en el mundo, España se ve obligada a admitir la realidad de un mundo nuevo.
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2 comentarios:
Bien, pero: La fractura de Europa y la disgregación de la Cristiandad y su concepto ya están consumadas, mucho antes de la Guerra de los 30 años. Por marcar una fecha/momento, yo diría que el reinado de Philippe le Bel con sus consecuencias--> Avignon-Cisma-Guerra de 100 años-Conciliarismo.
En el XVII, el debate - si se dió - era ya un asunto viejo y sobrepasado por la propia Historia y los acontecimientos.
Y sobre el "ideal transcendetal" de España, todo hay que matizarlo desde la persepectiva (también bastante "pragmática") de los intereses y la política de la casa de Austria-Habsburgo; en el mismo sentido hay que "matizar" la política de Richelieu etc.
La pasión no debe ofuscarnos la razón.
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Dice bien, estimado Terzio.
En defensa del autor debo agregar que habla de cambio "definitivo".
Si algo de la Cristiandad sobrevivía entonces, lo hacía en España.
Al perder ésta su rol de potencia hegemónica, el dique, aún insuficiente, se rompe del todo.
Un filial abrazo en Xto Rey
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