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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

19 de junio de 2009

Concepción Católica de la Política (8)







por el R.P. Julio Meinvielle




Copia escaneada de la tercera edición reproducida en la Colección “Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino”, volumen 3º, editado en Bs. Aires en el año 1974. Al final se agregan como Apéndices (incluidos también en el volumen citado) varios trabajos del autor relacionados con el tema y un ensayo sobre Maurras)








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7. República y Democracia

Decía anteriormente que Santo Tomás llama república o política a la democracia templada que resulta de la participación jerárquica de todos en el gobierno de la cosa pública, y reserva el nombre de democracia al régimen tiránico del gobierno popular (De Regno I, 1). No sin profunda sabiduría, ya que la democracia, en virtud de su esencia igualitaria, concluye en la opresión de una clase o de un partido sobre otro. No hemos de imaginar la república, de que habla Santo Tomás, como una democracia atenuada, que enel fondo seguiría siendo una verdadera democracia. Esto supondría que no entendemos elconcepto del cuerpo mixto de la filosofía tomista. El agua, por ejemplo, no es hidrógeno uoxígeno atenuados. Es una esencia nueva con propiedades específicas nuevas. Así la república es una esencia nueva, con un carácter político nuevo, inasimilable a la pura yuxtaposición de democracia y aristocracia.

De todo lo expuesto, aparece cuán tomista sea la distinción entre república y democracia, entre republicano y demócrata. Distinción tanto más imprescindible, cuanto que en estos tiempos la democracia vivida y voceada no es un simple régimen degobierno, más o menos preferible al monárquico o al aristocrático, sino que está asimiladaal mito de la soberanía popular y del igualitarismo universal, lo que llama León Rougier"la mystique démocratique".

La Iglesia, y León XIII, su voz auténtica, no admite sino la forma republicana de gobierno cuando escribe: Preferir para el Estado una constitución templada por el elemento democrático no es en si contra la justicia, con tal que se respete la doctrina católica sobre el origen yel ejercicio del poder público. (Encíclica Libertas).
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