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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

3 de diciembre de 2008

3 de Diciembre, Festividad de San Francisco Javier





acido en el Castillo de Xavier, cerca de Sangüesa, Navarra, el 7 de abril de 1506; murió en la isla de Sancian, cercana a la costa de China, el 2 de diciembre de 1552. En 1525, habiendo terminado unos estudios iniciales en su país, Francisco Javier fue a París, donde entró en la escuela de Sainte-Barbe. Aquí conoció a Pierre Favre, nacido en la region de Savoya, con quien comenzó una buena relación de amistad. En esta misma escuela San Ignacio de Loyola, que ya planeaba la fundación de la Compañía de Jesús, residió durante un tiempo como invitado en 1529. Pronto se ganó la confianza de los dos jóvenes; primero Favre y posteriormente Javier se ofrecieron para la formación de la Compañía. A ellos se unieron otros cuatro: Lainez, Salmerón, Rodríguez y Bobadilla; y los siete realizaron el famoso voto de Montmartre, el 15 de agosto de 1534.

Después de completar sus estudios en París y haber ocupado allí el puesto de profesor durante un tiempo, Javier abandonó la ciudad con sus compañeros el 15 de noviembre de 1536 y volvió sus pasos hacia Venecia, donde demostró su afán y caridad atendiendo a los enfermos en los hospitales. El 24 de junio de 1537 recibió la Ordenación Sacerdotal con San Ignacio. Al año siguiente fue a Roma, y después de realizar trabajo apostólico durante algunos meses, en la primavera de 1539 participó en las conferencias que San Ignacio mantuvo con sus compañeros, preparando la fundación de la Compañía de Jesús. La orden fue aprobada verbalmente el 3 de septiembre, y antes de que fuera emitida la aprobación escrita (para lo que había que esperar un año más), Javier fue encargado de la evangelización de las Indias Orientales, a raíz de la petición en firme del rey de Portugal, Juan III. Abandonó Roma el 16 de marzo de 1540 y llegó a Lisboa hacia junio. Allí permaneció nueve meses, dando múltiples ejemplos admirables de celo apostólico.

El 7 de abril de 1541 embarcó en un navío con rumbo a la India, y después de un viaje tedioso y peligroso llegó a Goa el 6 de mayo de 1542. Pasó los primeros cinco meses predicando y atendiendo a los enfermos en los hospitales. Recorría las calles haciendo sonar una campanita e invitando a los niños a oír la Palabra de Dios. Cuando había reunido un grupo, los llevaba a la iglesia y les explicaba el catecismo. Hacia octubre de 1542 comenzó a predicar en los criaderos de perlas de la costa sur de la península, deseoso de restaurar el Cristianismo, religión que, aunque introducida años antes, había casi desaparecido debido a la falta de sacerdotes. Dedicó casi tres años a la predicación a las gentes del oeste de India, convirtiendo a muchos, y llegando en sus viajes incluso a la isla de Ceilán (Sri-Lanka. N.del t). Muchas fueron las dificultades y penas a que Javier tuvo que enfrentarse, algunas veces por motivo de las crueles persecuciones que algunos pequeños reyes del país llevaron a cabo contra los neófitos, y también porque los soldados portugueses, lejos de apoyar el trabajo del Santo, lo retrasaban con su mal ejemplo y hábitos viciosos.
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