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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

2 de diciembre de 2008

¿Degeneración? ¡Regeneración!


por José Javier Esparza


Tomado de El Manifiesto





odavía hay esperanza. Que sí. Quizá no aquí. Pero sí dentro de usted, y de su pareja, y en el vecino, y… Verá usted: yo había pensado comenzar este diario con alguna aguda reflexión, algún pensamiento brillante, tal vez alguna sentencia desgarrada. Sin embargo, el oportuno comentario de un lector de Elmanifiesto.com me ha procurado un argumento mucho mejor: la vida misma, bajo la forma de un grupo quebequés que canta a la degeneración de nuestro tiempo y, lo que es más importante, anuncia en tono de fiesta el retorno de la regeneración. Pase y vea. ¡Qué envidia!

El grupo se llama Mes Aïeux, que quiere decir “mis antepasados”. El Québec, como usted sabe, es esa fracción del Canadá colonizada por franceses desde el siglo XVI, ocupada por los ingleses a mediados del XVIII y que desde entonces ha tratado de conservar viva su identidad francesa y católica. Esta canción, titulada Degeneración, es un poema a la decadencia moderna vista a través de un linaje familiar. La letra es muy impresionante, sobre todo por lo insólito. Traducida al castellano, dice así:

Tu tatarabuelo tuvo que desbrozar la tierra
Tu bisabuelo tuvo que trabajar la tierra
Después tu abuelo tuvo que rentabilizar la tierra
Y después tu padre la vendió para hacerse funcionario
Y ahora dime, colega, qué vas a hacer tú
Con tu pequeño apartamento demasiado caro y frío en invierno
Ahora te entran ganas de ser propietario
Y por la noche sueñas con tener tu propio pedacito de tierra

Tu tatarabuela tuvo catorce hijos
Tu bisabuela tuvo casi otros tantos
Después tu abuela dijo que con tres ya era bastante
Y después tu madre no quiso tenerlos, tú fuiste un accidente
Y ahora tú, nena, cambias de pareja todo el tiempo
Cuando haces una gilipollez te salvas abortando
Pero hay mañanas en las que te despiertas llorando
Cuando por la noche has soñado con una gran mesa llena de niños

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Para leer el artículo completo, enfáticamente recomendado haga click sobre la imagen del autor.

1 comentarios:

Luz López Pérez dijo...

¡Hermosa reflexión!¡ Mas, se percibe que ya han desàparecido de los 'estímulos' ambientales, que a todos afectan, la búsqueda de las esencias de las cosas; pues, para la 'no-filosofía' de hoy, lo que vivimos es la conclusión de las correspondientes premisas modernistas.
Las mujeres, al decir, de Chesterton, enseguida nos hicimos dactilógrafas, para que 'no' nos dictase nadie! ¡Si nos viera ahora!
Lo que Dios creo con tantos dones de ternura y de 'espíritu de sacrificio: las mujeres, convertidas, por obra de la propaganda, en unos 'encantadores' varoncitos de alma. Esta 'transmutación' mujeril -¿pidan primero que vayan con faldas?, no hay forma de que lo entiendan, y es difícil encontrar faldas-, ¡acaso, no tiene mucho de contranatura! Aunque, deben recordar los varones -los que deben gobernar-, que han abandonado sus puestos, y el ejército del maligno está haciendo su agosto.
¡Los tatarabuelos también, además de danzar, rezaban! Y, no olviden que Carlomagno, Felipe II -cinco horas diarias-, Carlos V rezaban mucho y gobernaban mejor. Lo de la Reina Católica tampoco está mal -aquí Dios eligió a una mujer, en el nacimiento para el cielo del Nuevo Mundo, y todo lo consiguió orando-. Y, Pasteur o Ampère eran religiosísimos
¡Dios nos guarde! ¡La Santísima Virgen nos ampare! ¡Viva Cristo Rey!