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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

28 de junio de 2009

Respuesta al Sr. Cangiano




por el Dr. Aníbal D´Angelo Rodríguez


Tomado del Blog de Cabildo







n amigo me comunica un mail que le enviara un tal Cangiano, en el que luce una nota sin firma. En esa nota se critica una notícula de mi autoría aparecida en la revista “Cabildo”.

No contesto notas anónimas, aunque comiencen con un homenaje a mi talento, pero voy a concederle el beneficio de la duda al señor Cangiano y voy a suponer que es el autor de la nota. Veamos. Mi notícula es una crítica a un texto de la Secretaría de Derechos Humanos en la que sintetiza la historia de la guerra contrarrevolucionaria de esta manera: “El 24 de Marzo de 1976 las Fuerzas Armadas realizaron un golpe de Estado usurpando el poder e instalando, a partir de ese momento, el Terrorismo de Estado en la Argentina , metodología precisa y sistemática, producto de un plan político para la región, que estaba inmersa en procesos de luchas populares de liberación y reivindicaciones sociales en nuestro país”. Comentando este texto, sostuve que era una versión para “lobotomizados o desinteresados”, pues olvidaba el pequeño detalle de que los jóvenes idealistas reprimidos por los militares “asesinaban, torturaban, secuestraban y ponían bombas”.

El Señor Cangiano (supongamos que sea él) me pregunta en qué desmiente la versión que yo cuento a la de la Secretaría de DDHH y por qué no complementar ambas versiones ya que el “que los «subversivos» (yo no uso ese término, es de Cangiano, con comillas y todo) hayan eventualmente (sic) asesinado, torturado, etc. no indica que las Fuerzas Armadas no hayan usurpado el poder e implantado el terrorismo de Estado”.

Con mucho gusto le explicaré al Señor Cangiano lo que me pregunta. El —y la Secretaría de DDHH— saben de buena tinta que hubo un plan para la región de reprimir a los jóvenes idealistas. Supongo que se refieren, ambos, al Plan Cóndor pero también a algo mucho más siniestro: un plan imperialista urdido por los Estados Unidos para sofocar esas “luchas populares” y esas “reivindicaciones sociales”. Para aceptar esto hay que pasar por dos pequeños obstáculos. El primero es que entre 1977 y 1980 gobernó los Estados Unidos Jimmy Carter, un presidente de izquierda que puso todos los palos posibles —Patricia Derian incluida— en las ruedas del Proceso. Pero claro que Cangiano tiene una versión del asunto inspirada mitad por Vladimiro Ulianov (a) Lenín y mitad por las películas de la serie Bourne. Los malos son “la CIA y el Pentágono” que trabajan por su cuenta a espaldas del Presidente y el Senado. Pero ese obstáculo es lo de menos.
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