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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

2 de julio de 2009

Sobre las causas del orden político (1)



por D. Rubén Calderón Bouchet



Tomado de su libro Sobre las causas del orden político
Editorial Nuevo Orden
Buenos Aires, 1976







La pitié, la pitié réelle due á ces malhereux
et à ses semblables, présents et futurs,
est précisément la raison qui prescrit de
ne pas oublier autant que le fait notre siècle,
la justé protection due à la semènce des forts.

CHARLES MAURRAS

[La piedad, la piedad verdadera que es
debida a esos desdichados y a sus semejantes,
presentes y futuros, es precisamente la
razón que prescribe no olvidar, como lo
olvida nuestro siglo, la justa protección
debida a la semilla de los fuertes.]


Cuestiones preliminares


o basta decir que una ciencia tiene que fundarse en la observación de los hechos para que la cuestión metodológica quede terminada. La noción de "hecho" no es tan simple como parece y menos aún cuando se pretende determinar la especie a que tales hechos pertenecen. No puedo saber si un hecho es económico, político, físico o social si previamente no tengo una idea general de la realidad, lo bastante inteligente y reflexiva, que me permita dividirla en una serie de sectores capaces de ordenar la complejidad de su composición.

No basta estudiar hechos. Estos no tienen sentido si no se los observa a la luz de principios universales para ubicarlos con precisión en el orden real. Esta necesidad explica la costumbre escolástica de comenzar con una definición de aquello que se va a estudiar. El propósito es limitar el área de la investigación mediante un trazo firme de sus fronteras ónticas. De otra manera se parte a la deriva sin saber nada de los objetos buscados.

Los inductivistas a rajatablas consideran poco científicas las generalizaciones previas y con el sano propósito de terminar con el fantasma de "las lucubraciones silogísticas", olvidan un buen almacén de ideas universales, sin las cuales les sería muy difícil orientarse en el tupido bosque de los hechos. Un buen investigador en un preciso sector del universo necesita universalidad. Es decir: unidad intelectual en la apreciación de la multiplicidad real. El descubrimiento de la unidad de orden en la pluralidad de los entes, constituye el fundamento del saber filosófico.
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