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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

30 de junio de 2009

Epílogo del libro Estado Nuevo





por Víctor Pradera


Ha llegado a mis manos un tomo de las Obras Completas de Víctor Pradera, gracias al envío realizado por la Sra. María Luz López Pérez, a quien públicamente reitero mi agradecimiento.
Iré publicando, a medida que lo escanée, artículos de este vigoroso pensador católico político español, desconocido , o casi, de este lado de la mar océano, y me parece que olvidado allende.
Para quienes quieran conocer a este autor recomiendo estos artículos, publicados en esta bitácora hace un tiempo. ( éste, éste y éste en que además del artículo hay un enlace a su biografía.)
Aunque paradójico, comenzaré publicando el Epílogo de su libro El Estado Nuevo, porque brinda en ajustada síntesis una visión panorámica de lo expuesto en más de 300 páginas. (Nota del Editor).



Epílogo

o parece que se haya omitido punto alguno fundamental en la investigación del Estado que debe sustituir al concebido por la Revolución; y al llegar a su término, nos ocurre algo parecido a lo que acontenció a Chesterton, el gran paradojista inglés. Cuéntanos en su profunda y regocijada Ortodoxia, que, aun saturado en su primera época de todos los embustes anticristianos de la literatura escéptica, habíanse levantado en su espíritu dudas tan hondas, que se decidió a analizar cuidadosamente los argumentos de orden racional que el sectarismo oponía al dogma cristiano, y que, habiéndolo hecho, llegó a crear una filosofía de la vida para su uso particular.

Entróle entonces la comezón de cotejar los principios que habían llevado la paz a su alma con aquellos otros que son la base racional del Cristianismo, y que lo sobrenatural perfecciona e ilumina. Conmovido, observó que todo cuanto él había descubierto como cosa nueva hacía diecinueve siglos que lo predicaba a la Humanidad la Religión cristiana. Por ello, Chesterton, donosamente, se compara a un piloto que, habiendo calculado mal su derrotero, se imaginase descubrir durante la noche una nueva tierra, en los mares del Sur, que el amanecer iluminara—deshaciendo el error—como la vieja Inglaterra, descubierta muchos siglos antes en los del Norte.

En este estudio del Estado nuevo nos ha ocurrido cosa exactamente igual a la que aconteció al paradojista inglés: hemos descubierto que el nuevo Estado no es otro que el Estado español de los Reyes Católicos.


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