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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

2 de julio de 2009

2 de Julio, Festividad de la Visitación de la Santísima Vírgen a su prima Santa Isabel




o propio del Espíritu Santo cuando entra en un corazón es echar de él toda tibieza. Él ama la prontitud, es enemigo de las dilaciones, de los retardos en la ejecución de la voluntad de Dios... “María...fue de prisa a la montaña”...(Lc 1,39)

¡Cuántas gracias llovieron sobre la casa de Zacarías cuando entró en ella María! Si Abrahán recibió tantas gracias por haber hospedado en su casa a los tres ángeles, ¡qué bendiciones caerían sobre la casa de Zacarías donde entró el “ángel del gran consejo”, la verdadera arca de la alianza, el profeta divino, Nuestro Señor recluido en el seno de María!

Toda la casa se llenó de alegría: el niño saltó en el vientre de su madre, el padre recobró el habla, la madre fue llena del Espíritu Santo y recibió el don de profecía. Viendo a Nuestra Señora entrar en su casa, exclamó: “¿cómo es posible que la madre de mi Señor venga a visitarme?”(Lc 1, 43) ... Y María, escuchando lo que su prima le decía en alabanza suya, se humilló y daba gloria a Dios de todo. Confesando que toda su felicidad le venía de Dios “que ha mirado la humildad de su sierva,” entonando este bello y admirable cántico del Magnificat.

¡Cómo no estar colmados de alegría, también nosotros, cuando nos visita este divino Salvador en el Santísimo Sacramento, y también por las gracias interiores, las palabras que diariamente nos dirige en nuestro corazón.

San Francisco de Sales



Magnificat
anima mea Dominum,
et exsultavit spiritus meus
in Deo salutari meo.
Quia respexit humilitatem ancillae suae,
ecce enim ex hoc beatam me dicent omnes generationes.
Quia fecit mihi magna qui potens est:
et sanctum nomen ejus,
et misericordia ejus a progenie in progenies
timentibus eum.
Fecit potentiam in brachio suo,
dispersit superbos mente cordis sui,
deposuit potentes de sede,
et exaltavit humiles,
esurientes implevit bonis,
et divites dimisit inanes.
Suscepit Israel puerum suum,
recordatus misericordiae suae,
sicut locutus est ad patres nostros,
Abraham et semini ejus in saecula.






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