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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

1 de julio de 2009

Los medios de comunicación lo taparon: Escándalo pedófilo de Cohn-Bendit, el líder del Mayo francés







por JEAN-YVES LE GALLOU



Traducción tomada del Manifiesto






l ogro pertenece al imaginario europeo. A través de las leyendas y los cuentos, el ogro simboliza el monstruo frente al cual hay que proteger a los niños: el ogro es el adulto pedófilo que abusa sexualmente de menores de edad o les hace perder su inocencia.

Las confesiones del ogro

Daniel Cohn-Bendit se jactó de ser uno de ellos cuando trabajaba como monitor en una guardería alternativa de la Universidad de Frankfurt. En un texto autobiográfico, El Gran Bazar, habla de sus prácticas: “Ocurrió varias veces que algunos niños me abrieran la bragueta. Reaccioné de diferentes maneras, según las circunstancias, pero el deseo de aquellos niños me planteaba un problema. Yo les preguntaba: ¿por qué no jugáis juntos?, ¿por qué me elegís a mí y no a los otros niños? Pero, si insistían, de todos modos los acariciaba”.
El periódico El Observer encontró incluso un texto escrito por él mismo en un periódico alternativo de Frankfurt en 1976: “Mi permanente coqueteo con estos niños adquirió de pronto una tonalidad o giro erótica. Podía sentir perfectamente cómo las niñas de cinco años habían aprendido a excitarme. ¡Es casi increíble! La mayoría de las veces yo estaba un poco desarmado. (...) Me ha ocurrido varias veces que algunos niños me hayan abierto la bragueta y hayan empezado a acariciarme. Dependiendo de las circunstancias he reaccionado de diferentes maneras. Cuando lo querían, les he acariciado. Por ello se me ha acusado de perversión.”
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Para leer el artículo completo haga click (con asco) sobre el "jóven idealista" del ´68, devenido en viejo pervertido.

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