por JEAN-YVES LE GALLOU
Traducción tomada del Manifiesto
l ogro pertenece al imaginario europeo. A través de las leyendas y los cuentos, el ogro simboliza el monstruo frente al cual hay que proteger a los niños: el ogro es el adulto pedófilo que abusa sexualmente de menores de edad o les hace perder su inocencia.
Las confesiones del ogro
Daniel Cohn-Bendit se jactó de ser uno de ellos cuando trabajaba como monitor en una guardería alternativa de la Universidad de Frankfurt. En un texto autobiográfico, El Gran Bazar, habla de sus prácticas: “Ocurrió varias veces que algunos niños me abrieran la bragueta. Reaccioné de diferentes maneras, según las circunstancias, pero el deseo de aquellos niños me planteaba un problema. Yo les preguntaba: ¿por qué no jugáis juntos?, ¿por qué me elegís a mí y no a los otros niños? Pero, si insistían, de todos modos los acariciaba”.
El periódico El Observer encontró incluso un texto escrito por él mismo en un periódico alternativo de Frankfurt en 1976: “Mi permanente coqueteo con estos niños adquirió de pronto una tonalidad o giro erótica. Podía sentir perfectamente cómo las niñas de cinco años habían aprendido a excitarme. ¡Es casi increíble! La mayoría de las veces yo estaba un poco desarmado. (...) Me ha ocurrido varias veces que algunos niños me hayan abierto la bragueta y hayan empezado a acariciarme. Dependiendo de las circunstancias he reaccionado de diferentes maneras. Cuando lo querían, les he acariciado. Por ello se me ha acusado de perversión.”
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Para leer el artículo completo haga click (con asco) sobre el "jóven idealista" del ´68, devenido en viejo pervertido.
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