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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

21 de diciembre de 2008

Catecismo para adultos (7)


por el R.P. Leonardo Castellani


LA REDENCION


Cristo murió por nosotros.


Cristo fundó un Reino Visible.


La Iglesia es ese Reino.


La Iglesia termina en el Paraíso.

RISTO MURIÓ POR NOSOTROS



Hemos visto someramente el misterio de la Encarnación en tres tesis: Jesús es verdadero Dios — Jesús es verdadero hombre — Esas dos naturas se unen en una sola persona. En la Encamación surgen varios misterios, que pueden condensarse en realidad en uno solo que es el de la unión hipostática, el cual ha traído muchas dificultades.


Si se suprime a Dios o se suprime al hombre, como dijeron en un principio los herejes, no hay ninguna dificultad. Pero si se admite que hay verdadero Dios y verdadero hombre, con sus naturalezas enteras que se han unido, la cosa es complicada y ha dado lugar a muchas discusiones.


Más o menos lo zanjó Sto. Tomás hace mucho tiempo pero su solución más o menos ya estaba en la tradición de la Iglesia.Hemos visto también el enjambre de opositores a esas tesis, o sea la resistencia de la razón humana ensoberbecida a cautivarse a Dios. Ahora pasamos al fin de esa Encarnación, que es la Redención, un misterio más grande si cabe. "Una religión sin misterios, no puede ser una religión verdadera", dijo Pascal.


Lo que pide la fe es que se cautive el entendimiento del hombre, es decir, que en algunos casos renuncie a él y eso le cuesta mucho a la razón humana, sobre todo cuando es soberbia. Es obvio que tiene que ser así pues si la inventa el hombre sabe poco de Dios, si la revelación se limita a lo que el hombre puede saber de Dios. Quedamos en que el hombre no puede saber nada de Dios y nos ocurriría lo que le pasó al deísmo inglés, que quería amoldarse a la consigna de Kant: "La religión dentro de los confines de la razón pura".


Así salió el deísmo que es una religión apagada, que no sabe nada, que en el fondo acaba en el ateísmo, porque un Dios que cabe en la cabeza del hombre no es Dios.


El misterio no es ni contradicción ni oscuridad: es no entender. La contradicción es absurda; el trabajo de los teólogos ha sido liberar del absurdo a los misterios de la fe. Tampoco es oscuridad solamente porque no son oscuros los términos de los misterios que creemos, son enteramente obvios o vulgares; no hay oscuridad, lo que ocurre es que no entendemos, no podemos entender. Por ejemplo, con respecto a mí, el binomio de Newton. Entiendo los términos (a + b)2 = a2 + 2 a b + b2, pero no entiendo la demostración del mismo hasta que alguien me la enseñe.Pero en la Revelación creemos a Dios y no a otros hombres. Pero pasa como en "La Prensa" diario del 29/08/75, donde creen o quieren creamos a un inglés Lovell que con un telescopio electrónico pudo captar la explosión que dio origen al Universo —dice él—. Una cosa pasadísima, una gran masa que explotó y dio origen nada menos que al Universo.


En la Redención podemos notar tres misterios


1° el Pecado Original por el cual se hizo


2° la inmensidad de los dolores de la Pasión de Cristo


3° por qué ha de seguir siendo castigado en nosotros el Pecado Original, después de haber sido redimidos y bautizados.


La respuesta a estas tres objeciones es una sola: la inmensidad del pecado que es "en alguna manera infinito", porque es una relación en uno de cuyos extremos está el hombre, en el otro la infinitud de Dios. Sto. Tomás dijo que todas las cosas que tienen algún contacto con Dios son en alguna manera infinitas. Pone como ejemplo justamente al pecado. También pone el ejemplo de la humanidad de Cristo, la persona de la Sma. Virgen, el Infierno, el Cielo. Dice que son cosas en cierta manera infinitas porque se relacionan con Dios.


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