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Fragmento de Notre charge apostolique. S.S San Pío X (1910)
"No, Venerables Hermanos -preciso es reconocerlo enérgicamente en estos tiempos de anarquía social e intelectual en que todos sientan plaza de doctores y legisladores-, no se edificará la ciudad de modo distinto de como Dios la edificó; no se edificará la ciudad si la Iglesia no pone los cimientos y dirige los trabajos; no, la civilización no está por inventar ni la "ciudad" nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la civilización cristiana, es la "ciudad" católica. No se trata más que de establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y de la impiedad: Omnia instaurare in Christo."

27 de abril de 2009

Prometeo desencadenado o la ideología moderna (2)






por el Dr. Enrique Díaz Araujo



Tomado de La Enciclopedia y el Enciclopedismo
Ediciones OIKOS, Buenos Aires, 1983









Contenido
Hay filósofos hasta en los tenduchos.
VOLTAIRE

El único que sufre es el papel.
CATALINA LA GRANDE a DIDEROT



l mayor historiador del Iluminismo, el egregio Paul Hazard, ha indicado que el punto de arranque de estas doctrinas es "el proceso del cristianismo". Así lo resume: "El espectáculo a que hemos asistido es éste: primero se alza un gran clamor crítico; los recién llegados reprochan a sus antecesores no haberles transmitido más que una sociedad mal hecha, toda de ilusiones y sufrimientos; un pasado secular sólo ha llevado a la desgracia; y, ¿por qué? De este modo entablan públicamente un proceso de tal audacia que sólo algunos hijos extraviados habían establecido oscuramente sus primeras piezas; pronto aparece el acusado: Cristo. El siglo XVIII no se contentó con una Reforma; lo que quiso abatir es la Cruz, lo que quiso borrar es la idea de una comunicación de Dios con el hombre, de una revelación; lo que quiso destruir es una concepción religiosa de la vida... Estos audaces también reconstruirían; la luz de su razón disiparía las grandes masas de sombra de que estaba cubierta la Tierra; volverían a encontrar el plan de la naturaleza y sólo tendrían que seguirlo para recobrar la felicidad perdida. Instituirían un nuevo derecho, que ya no tendría que ver nada con el derecho divino; una nueva moral, independiente de toda teología; una nueva política que transíormaría a los subditos en ciudadanos. Para impedir a sus hijos recaer en los errores antiguos darían nuevos principios a lu educación. Entonces el cielo bajaría a la Tierra" (10).
Por lo tanto, su primer contenido es la negación; el repudio de la visión teocéntrica del mundo. Los "contra", expone Hazard, se reiterarán: "Contra la primera revelación. . . Contra el Pentateuco .. . Contra la Biblia. Contra los milagros y con sus testigos... Contra Jehová, vengativo, cruel, injusto... Contra los Evangelistas, pobres pescadores ignorantes; contra el Evangelio; incluso contra la persona de Jesús. Contra la Iglesia y contra sus dogmas; contra los misterios; contra la idea misma del pecado original, que pretendía haber afectado a todos los hijos de Adán. Contra la organización de la Iglesia, los sacramentos, el bautismo, la confesión, la comunión, la misa. Contra los monjes y las religiosas, contra los sacerdotes, contra los obispos, contra el Papa. Contra la moral cristiana y contra los Santos; contra las virtudes cristianas y contra la caridad. Contra la civilización cristiana, contra la Edad Media, época gótica, época de tinieblas; contra las Cruzadas, locura... De pronto tomaban la actitud de Padres de la Iglesia para reprochar a los cristianos no vivir según su propia ley; y al instante siguiente se mofaban de esa ley" (11). Egon Friedell participa del criterio expuesto al decir: "Sería un error muy grave pensar que, ya en el marco de la Ilustración francesa, se haya librado una batalla consciente contra la aristocracia y contra la monarquía; por el contrario, el objetivo de los ataques polémicos de la Ilustración fue casi exclusivamente la Iglesia" (12).

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